Que la crisis mundial del coronavirus haya aplazado la gran mayoría de estrenos que la industria del cine esperaba enseñar en el primer semestre de 2020 es una certeza áspera. Que en mitad de esta sangría el de terror ha sido un género especialmente afectado, también. De todos los grandes estrenos, el único que a día de hoy mantiene fechas es Halloween Kills, la nueva entrega de la secuela en diferido que volvió en 2018. A su alrededor, todos se han reubicado en VODs o han vaciado el día D de su calendario, desde la continuación de Un lugar tranquilo hasta el remake de Candyman pasando por las esperadísimas Antlers, Malignant, Last night in Soho o las promesas de Sundance como Relic, Impetigore o Run sweetheart run. Incluso en el mercado virtual de Cannes hay reticencias a ubicar ciertas compras, aunque aun así proyectos como Breeder han logrado encontrar salida. En pleno reparto de títulos y fechas, se ha asomado en cambio una pequeña cinta de terror que ha sobrevivido a las restricciones de seguridad y que llegó a estrenarse y exhibirse en Estados Unidos en fecha: The Wretched, vista hace justo un año en el Fantasia Fest de Montreal, ha alcanzado las seis semanas destacando en la maltrecha taquilla estadounidense con números que lógicamente hay que poner en contexto (ha recaudado poco más de 1 millón de euros) pero que realzan de nuevo el respetable interés que el terror -y en este caso el terror muy sencillo- despierta aun cuando el verdadero horror está literalmente ahí fuera, acechándonos en la desescalada.
Valoración
The Wretched está muy lejos de ser una película de terror mínimamente profunda y de hecho ese carácter desacomplejado probablemente le vaya a ayudar a entrar en algunos ránking del género de este año, independientemente de su anecdótico estreno y permanencia en taquilla durante la pandemia. En Bloody Disgusting se liaron la manta a la cabeza tras su estreno identificando referencias a Disturbia o La ventana indiscreta (sí, sí), palabras rotundamente mayores. Acaso la leve disyuntiva adolescente y esa altisonante diatriba familiar pueden arañar drama en una película concebida únicamente para el terror tenso y puramente psicológico, sin grandes artefactos, sustos ni efectos, más efectivo por lo que no se ve que por lo que sí. Aunque el esfuerzo en maquillaje es respetable -y, la verdad sea dicha, los monstruos y transformaciones dan la talla-, todo el conjunto compensa la atención únicamente por su muy lejano eco a la Mamá de Andy Muschietti y, por qué no, por ampliar el catálogo de este subgénero en auge que es el terror in the woods y que este mismo año también abrazan Gretel & Hansel y la comentada anteriormente Antlers. El descubrimiento de algo siniestro entre los árboles y cómo avanza en la mente del protagonista hasta obsesionarle con las mujeres que rodean su nueva normalidad (la vecina, la chica que le gusta, la nueva novia de su padre…) han sido reclamos suficientes para sostener el género durante la crisis, pero habrá que ver cómo cae en la taquilla española, a la que llegará durante el verano bajo el nombre de Madre Oscura.