Terrifier 2 (2022) DEP terror elevado

terrifier 2

No hay a priori nada que sujete el canon del éxito de Terrifier 2, una película cuya solvente resultado en taquilla estadounidense ha acabado, de rebote, con su estreno en más de cien salas españolas. Un slasher de dos horas y media, secuela de otro de 2016 casi inédito y maldito, cuyo interés radica fundamentalmente en tratar de explicar por qué y cómo ha llegado a ser uno de los fenómenos cinematográficos del siglo en marcha.

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Por ponernos graves y grotescos también nosotros y no desmerecer el tono de esta infame pero imparable creación de Damien Leone, podríamos simplificarlo en una idea concreta: la derrota definitiva del terror elevado. De tanto buscar el horror profundo, lo hemos acabado rompiendo. Resulta que todo este tiempo el fan seguía esperando látex, sangre, gomaespuma y ascazo grasiento donde lo que se le ofrecía con insistencia eran depuradas y maniqueas esencias de metáforas inabarcables y aburridísimas teorías.

Luego está lo obvio: que Terrifier 2 es , además, una película divertidísima. Liberada de resultadismos y expectativas, ofrece un puñado irresponsable pero plenamente autoconsciente de secuencias que sortean de milagro la censura y confrontan la casta y sosa, casi denigrante, respuesta del terror comercial a ese limbo en que se ha movido el género todo este tiempo con, también hay que decirlo, discutibles resultados en crítica y recaudación.

Por eso tampoco son de extrañar los resultados de otras películas como Smile, Skinamarink o la incipiente The Outwaters, que más que plantear el debate en lo formal devuelven el terror a su versión punkarra de excitabilidad epidérmica, puramente sensorial. El gore de Terrifier 2 es tan gratuito y salvaje, tan obvio, que rebosa de una belleza conceptual inaudita. Esto lo sabe el pureta y lo va a entender enseguida el que llegue a la película con las referencias medidas de Jigsaw o Pennywise, payasos macabros de grandes productoras, pasados por el pasapuré de la industria y su compleja normatividad, que ubican la psicopatía en márgenes metahumanos para significarlos.

Terrifier 2 rescata al asesino irónico y atroz porque sí, visibiliza lo nefasto, colecciona muertes innombrables y gratuitas y desafía, pero esta vez de verdad, al espectador a quedarse hasta el final. No es de extrañar que a Leone, probablemente repudiado por los grandes estudios en otras circunstancias, se lo vayan a acabar rifando, porque ha rescatado el turbulento y enfermizo horror casi kitsch para revivir, valga la broma, la gran fiesta del body count más pringoso y obsceno. 

Que Art the Clown amenace con perpetuarse en una saga que sólo puede ir a la deriva de lo soez -y veremos si no autoparódico- es la fotografía más madura y honesta al estado del cine de terror actual. Y sí, parece que (a la vista está según los resultados), hacía falta algo así.

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