Portugal, a pesar de haber acabado levantando el trofeo, no ha dejado grandes sensaciones a lo largo la Eurocopa de Francia, aunque sí ha sabido competir bien en los momentos decisivos. Es cierto que sus dos primeros partidos sí nos enseñaron una selección con buenos recursos en el manejo de la pelota y la producción de ocasiones hacían pensar que en el momento en el que sus jugadores de ataque estuviesen acertados -los primeros partidos de Cristiano Ronaldo en ese sentido llamaron la atención por su bajo nivel en el remate-, esa selección portuguesa iba a acabar obteniendo buenos resultados.
Mejor al principio
Tras dos encuentros, Portugal había disparado 49 veces a portería: 13 más que Francia, España o Croacia, las segundas en ese ránking. Y sin embargo, no había sido capaz de vencer ni a Islandia (1-1) ni a Austria (0-0). Las impresiones en esos dos primeros partidos fueron las de un equipo capaz de pasarse la pelota con fluidez, encontrar posiciones de remate tanto tras combinaciones en zonas interiores como ganando línea de fondo con bastante facilidad -Raphael Guerreiro, el lateral izquierdo fichado por el Borussia Dortmund, ha sido una de las revelaciones del torneo-, y parecía que la falta de resultados estaba más relacionada con la falta de acierto, que con el mal juego.
Parecía tras empatar ante Islandia o Austria que la falta de resultados estaba más relacionada con la falta de acierto
Sin embargo, a partir del encuentro frente a Hungría (3-3), a Portugal se le empezaron a notar las costuras cuando tenía que organizarse con balón, y que esa gestión del cuero no sólo le permitiese rematar mucho a puerta, sino también que su rival no lo hiciera. La selección húngara conseguía salir con continuidad, le robaba la pelota en muchas fases del partido y realmente hizo peligrar su clasificación a la siguiente ronda. Sin embargo, el cuadro de Fernando Santos comenzó a dejar claro que tiene algunos de los jugadores más resolutivos del torneo, y Cristiano Ronaldo -con dos goles y una asistencia- acabó decantando la balanza para que el equipo avanzase a la siguiente ronda.
El cambio de plan a partir de octavos
En los octavos de final, Portugal, quizás motivada por el hecho de que Hungría había salido con mucha facilidad a campo contrario, y que Croacia le ganó a España gracias a despliegues verticales y potentes con un gran Perisic, tomó la decisión de tomar una actitud mucho más conservadora, y adaptar su planteamiento al equipo rival. Fernando Santos lanzó a Adrien Silva sobre Modric, y buscó sujetar mucho a sus laterales y hombres de banda. El cuadro luso no se mostró realmente dominante gracias a su planteamiento defensivo, pero sí logró atar algunas de las mejores características de Croacia y se aprovechó de Quaresma -su gran revulsivo a lo largo del torneo- para acabar llevándose el triunfo en el tiempo de añadido.
Pepe y Renato Sanches para llegar a semis
El partido de cuartos de final frente a Polonia (1-1) resultó decisivo en el camino a la final, ya que el cuadro polaco, gracias a la excelente actuación de Lewandowski y Milik, conseguía desbordar a la defensa portuguesa. Ahí quedó claro que el plan defensivo portugués carecía de una solidez colectiva realmente potente, pero se sustentó sobre la figura individual de Pepe, que comenzó a abarcar una cantidad de terreno ingente, y gracias a sus anticipaciones y calidad defensiva para bloquear disparos y proteger el área, permitió que Portugal acabase llegando a la tanda de penaltis que después ganaría.
La segunda figura clave ese día fue la de Renato Sanches, que a pesar de ser un jugador inconstante y algo caótico, le dio al equipo algunas cuestiones que fueron decisivas en el pase a semifinales. Portugal empezó ese día en un 4-3-3 con Cristiano como único punta, pero mediado el primer tiempo se asentó ese 4-1-3-2 con el que el equipo ha acabado el torneo. Ahí Sanches pasó a la derecha, el equipo comenzó a encontrarle abierto y sus conducciones y desparpajo permitieron al equipo acabar jugadas, juntar el bloque más arriba y hasta empatar, porque una excelente jugada personal supuso la igualada.
Continuidad en semifinales
A partir de ahí, Santos apostó por ese dibujo tanto en las semifinales como en el partido final. Portugal no enseñó frente a Gales (2-0) una gran fluidez ofensiva, pero de nuevo consiguió protegerse bien de un cuadro galés en el que sólo Bale, y con acciones heroicas, conseguía intimidar ligeramente al cuadro luso, que a pesar de la baja de Pepe respondió francamente bien. La figura de Cristiano Ronaldo se elevó para abrir el marcador, lo que obliga de nuevo a añadir el matiz de la importancia de la calidad individual de los dos jugadores del Real Madrid, que han marcado la diferencia a favor de su equipo en el torneo.
Vivir sin Cristiano Ronaldo
En el último encuentro del torneo, Portugal vivió un episodio de supervivencia constante. Santos repitió con ese 4-1-3-2, pero Francia fue muy superior en el tramo inicial. Payet y Griezmann superaban de forma constante a William Carvalho, que estaba demasiado solo, y el cuadro local daba la sensación de estar muy cerca del gol. Sin embargo, llegó la lesión de Cristiano Ronaldo, y con ello una modificación táctica que permitió a Portugal respirar.
Llegó la lesión de Cristiano y con ello una modificación táctica que permitió a Portugal respirar
Fernando Santos pasó a jugar con un 4-1-4-1 con el que ocupó mejor los espacios y limitó las pérdidas de balón en la salida, de modo que Francia dejó de contragolpear con tanta ventaja. El equipo no se vio tan expuesto, aunque en cualquier caso tuvo que tirar de la exhibición de Pepe -que fue el hombre de la final- y Rui Patrício. En cualquier caso se vio la buena mano del técnico portugués en la dirección de campo, y también acertó de pleno con la entrada de Éder, que comenzó a darle aire a un equipo que apenas podía desplegarse.
El éxito de Portugal no ha sido basado en una propuesta brillante, pero han competido bien en momentos puntuales, se han apoyado en el excelente nivel individual de algunos de sus cracks -Pepe a lo largo del torneo o Cristiano Ronaldo frente a Hungría y Gales- y la buena gestión de los detalles de su entrenador terminan de explicar el triunfo luso.
David de la Peña es colaborador, entre otros, de COPE, SportYou y Ecos del Balón. Puedes seguirle en Twitter y leer aquí todos sus artículos en The Last Journo durante la Eurocopa de Francia. Esta colaboración ha sido remunerada