Para dar la espalda al dulce encontronazo entre el fútbol español y la candidatura de Qatar que se llevó el Mundial de 2022 se ponen todavía más –aunque peores- excusas que para faltar al gimnasio después de haberlo pagado: «No lo sabía»; «no sé»; «no parecía importante»; «no me dijeron nada»; «no lo vi». Durante los casi seis años en los que la prensa extranjera ha relacionado de manera gradual a ambos países, en España se ha mantenido con notable mérito un silencio apartado de las investigaciones conocidas en Francia e Inglaterra, que choca frontalmente con la presunta implicación del hombre fuerte del fútbol de nuestro país, Ángel María Villar, en el cargo de presidente de la RFEF desde hace 26 años e investigado por la FIFA –que incluso podría destituirle- por negarse a colaborar con su comisión ética.
Apenas unos meses después de salir elegida Qatar como la sede del Mundial de 2022, Inglaterra empezó a menear el árbol. Nick Harris, de The Daily Mail, autor del último artículo que vinculaba a Villar y Qatar con el FC Barcelona y el favor de lograrle el acuerdo con Qatar Airways, adelantó en mayo de 2011, con dos años y tres meses de ventaja, los planes del club catalán para con su patrocinador. Harris, encima de la novela casi desde sus inicios, reconoce a ZoomNews que ha intentado hablar con la RFEF, pero ha probado la hiel del no que también afrontó Michael Garcia, el hombre del informe censurado por la propia FIFA, cuando le pidió explicaciones por sus reiteradas reuniones con Bin Hammam, entre otros. «No sé por qué los medios españoles ignoran el tema. Quizá porque el pacto entre España y Qatar funcionó para Qatar y no para España», opina.
Nick Harris también firmó, en noviembre de 2014, la primera cronología del asunto español-qatarí aportando además un simbólico añadido: una foto en la que aparecen dos delegados de Qatar 2022, sendos representantes de la Academia Aspire y la federación de fútbol qatarí, y el considerado hombre clave, Jaime Fluxá Morro, en torno a una mesa supuestamente en el Santiago Bernabéu, el 22 de octubre de 2009. La información sólo completaba lo contado por France Football en su investigación particular, impactando con la foto de la reunión y sumando a la trama el nombre de Phaedra Almajid, exmiembro de la candidatura qatarí que se desvinculó de la misma y accedió a cooperar con los medios tan pronto sus circunstancias fueron enrocándose. En España nadie referenció aquella foto.
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Pero hay más. Bastante más. Philippe Auclair, coautor del reportaje de France Football en junio de 2014 donde aparecen los nombres de Villar, Rosell o Florentino, defiende en ZoomNews todo lo publicado y confirma que, pese a la amenaza de ser demandados, un año después nadie ha tomado acciones legales contra ellos. «No pueden, porque tenemos pruebas de todo». Cierra el círculo sobre Villar y Fluxá, los dos nombres propios de la coalición con Qatar, pero acota sobre Florentino: «Lo que le sentó mal fue aparecer en el texto junto a Villar, y que probáramos que tenía interés en Qatar. Pero nunca dijimos que presionara a favor de Qatar 2022: sólo que acercarse a España era clave, y el Madrid fue una de las llaves que usaron para ello». Tras ese viaje a Madrid en 2009, Qatar tomaría contacto con Villar, y hasta hoy.
Auclair mide sus palabras y recela durante toda la charla hasta que empiezan a salir nombres. Al igual que Nick Harris, niega amenazas específicas desde España por sacar a colación según qué relaciones, pero al revés que el periodista del Daily Mail, Auclair sí reconoce que hubo cierto interés de los medios españoles tras la publicación del Qatargate: fue entrevistado por Equipo de Investigación como parte de un reportaje light sobre la alargada sombra de Villar. Pero ni siquiera Auclair sabía si se había llegado a emitir. Sí le sorprende dar con la noticia de que el 10% del accionariado de Prisa esté ya en manos qatarís: no en vano, esa misma obra de France Football pone en común a Qatar, Nasser Al-Khelaifi (el dueño del PSG), Nicolas Sarkozy y bein Sports. «¡Yo no soy el conspiranoico!», dice Auclair, y después revisa una a una todas sus respuestas.
En diciembre de 2010, unos días después de la adjudicación del Mundial 2022 a Qatar y del anuncio por parte de Sandro Rosell de que Qatar Foundation sería el nuevo patrocinador del Barcelona, Alfredo Relaño, director del diario AS (propiedad de Prisa) se desmarcaba en un editorial con las siguientes palabras: «El salto de Unicef a Qatar, ese emirato inmensamente rico en el que la democracia es sólo un lejano referente occidental y donde la apostasía está castigada con la muerte, es demasiado largo, casi da vértigo». Y después: «¿Tenía que ser Qatar? ¿No hubiera podido haber, por algo menos de dinero, alguna firma sin contraindicaciones?». Pero su cruzada murió ahí.
Durante meses, AS publicó varias noticias en torno a Qatar 2022 que no eran sino repicas a informaciones de medios extranjeros. Sin ir más lejos, se hizo eco de los reportajes de France Football. Pero en 2014, dio un giro inesperado hacia el elogio. El mismo Relaño escribiría una extraña oda al emirato que todavía no hizo sospechar nada especial. Las piezas, en semanas sucesivas, de otros redactores y en concreto de Joaquín Maroto en condición de corresponsal internacional, algunos desde Doha, sí parecían ya otra cosa, que tomó forma con la entrada en el accionariado de Prisa del dinero qatarí. Este de diciembre de 2014, dos meses antes de la venta de acciones, fue la última referencia en clave negativa del Mundial de Qatar, partiendo de nuevo de una información extranjera (The Guardian). El País, otro medio propiedad de Prisa, también cedió sus páginas al organizador de 2022 e incluso sirvió una entrevista soft al ministro de deportes qatarí, encantado con España como no podía ser de otra manera.
¿Y el resto? Igual. Al artículo de Nick Harris en The Daily Mail hubo medios que no llegaron y otros que llegaron hasta tres días tarde. Algunos como ABC o La Vanguardia sacaron una nota, casi anecdótica, dos días después de la publicación original. Sólo Libertad Digital y algunos de Colpisa reaccionaron al día siguiente, aunque sin citar en el titular a Villar ni Rosell. Esto es un habitual: tampoco lo hicieron ABC, El Confidencial o The Huffington Post en enero de 2013 tras el primer trabajo de France Football, y EFE obvió el nombre de Villar (no así el de Rosell) en su teletipo que recogieron otros muchos medios, RTVE a la cabeza. Tras el de junio, el corresponsal de AS en Francia sí remitió su reseña; y Miguel Mora, ahora conocido por sus notorias fobias futboleras, se recreó en el hueco que tuvo en El País, incluyendo por descontado el nombre de Florentino Pérez en el titular.
Quizá la pregunta que quepa hacerse llegados a este punto sea: ¿por qué? ¿Por qué medios más potentes, con firmas mejor posicionadas y más recursos, no acceden a investigar algo que ya, lejos de venir infundado por delirios de derrota como se creía al comienzo, toca y de qué manera al mismísimo presidente de la RFEF? Hemos perdido la confianza en Prisa pero, ¿y su competencia?, ¿por qué no asume ese papel? ¿Cómo tienen acceso Francia e Inglaterra a ese abanico de informadores tan cercanos, algunos de los cuales saben tanto -¡hay hasta fotos!- del affaire español? Y en concreto, ¿por qué si todos los caminos parecen pasar por Barcelona, nadie en Barcelona se ha cuestionado nada? Philippe Auclair remite al miedo, pero todavía más rebuscado es plantearse esa última cuestión. ¿Miedo a qué?
Artículo publicado originalmente en ZoomNews