«Para que el feminismo cale, tiene que pasarse de frenada»

marta nieto the last journo

Cuando has tenido la oportunidad de charlar de cerca, en corto, con Marta Nieto (Hermanos y Detectives, Cuéntame, Los Hombres de Paco, Ocho Citas…) estás ante un gesto firme, una expresión decidida y esa mirada clara que invita a un diálogo rápido pero a la vez muy poético. Marta es delgada, pero fuerte. Se le notan los buenos resultados del yoga que practica desde hace años. Sabe que a la hora de subir a un escenario no hay que obviar la importancia del cuerpo como herramienta expresiva. Esta vez la conversación se desarrolla vía telefónica y la noto feliz. Aún resuenan ecos del Goya logrado en febrero con Madre,  «un regalo de la vida», cuenta ilusionada y muy segura, plantándole cara al porvenir. Apura el rodaje de unas escenas de la serie Secretos de Estado (Telecinco) y su rutina va acompañada de novelas y melodías francesas preparando el proyecto profesional más importante de sus últimos años: el corto Madre da el salto a la gran pantalla y este verano se hará realidad la película, con guión de Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen. La historia narrativa comienza tras todo lo que sucedió en el corto. El espectador se situará ante una historia totalmente nueva.

Marta pasa un momento de su vida mezclado de retazos del pasado, con mucho presente y de un futuro que le apasiona y también le inquieta. Se siente más capaz de ir más lejos, de arriesgar y disfrutando este año lleno de buenas noticias: «Sí me ha dado tiempo a asimilar tanto dicha que nos ha traído Madre. Fíjate que la vida del corto comenzó en el mes de enero y todo el 2017 ha sido una continuidad de premios, de buenas nuevas tras ganar numerosos premios y lo más reconfortante, reconocimientos a la dirección, guión, fotografía, sonido porque al final todo en esto es un equipo». El colofón ha sido el Goya, el premio al mejor cortometraje de ficción: «Todo ha ido muy rápido cuando miras atrás. Comenzamos a rodar en noviembre. Había que entregar el corto en diciembre. El papel era para otra actriz que no salió porque tenía la agenda pillada con otro proyecto. Yo me lo tomé más como una experiencia de aprendizaje y crecimiento actriz-director. Al final, lo rodamos en mi casa. Casual, deprisa, sin pensar que iba a resultar todo como resultó. Lo rodamos en un día y sólo una jornada de ensayo técnico. Imagínate,  30 personas en casa. El regalo final llegó cuando Sorogoyen me dio el día de mi cumpleaños el guión de la película antes de los Goya». Marta destaca la personalidad de Rodrigo: «Lo admiro muchísimo. No sabe nadie aún el lujo de director que tenemos con él. Dará mucho que hablar».

Admiro muchísimo a Rodrigo Sorogoyen, no sabe nadie el lujo de director que tenemos. Dará mucho que hablar

Este premio al corto ha servido también para destacar la importancia de los directores noveles, de los grandes trabajos que se están haciendo con cortos. Que actores ya situados con una carrera en el largometraje siguen apostando por directores con historias breves: «Es que es un formato en sí mismo. Ese valor radica en que no se puede contar esa historia en otro formato. En Madre no se puede estirar la conversación telefónica ni se puede acortar. Ese es el valor de la medida del corto. No hay formato mayor ni menor. El hándicap del corto es que no tiene un circuito de exhibición comercial que le permita reivindicarse como medida en sí mismo», explica.

P – Vamos al rodaje. Qué complicado lograr que no te supere la emocionalidad de un personaje en un momento dado. Esa angustia contrarreloj que plasma en Madre: imagino que sería inevitable llevar a su personaje el que usted sea madre en la vida real.

Y yo soy bastante más emocional que el personaje. Lo trabajamos, en definitiva, desde una verdad, desde la historia. Si yo reflexionaba como madre era imposible, no puedes pararte a llorar. Es resolver y resolver. Fue un poco pesadilla. Al final, el imaginario que tengo es el mío, de madre. Y, somatizas, claro, cuando sientes emociones. Las sientes como si fueran verdad. Es un proceso muy íntimo. Las imágenes se gastan y tienes que crear otras. Y cuando las pones en palabras pierde valor.

P – No ha parado de trabajar desde El camino de los ingleses. ¿Podemos considerar la película de Banderas un punto de inflexión en su carrera? ¿Qué supuso?

Es lo primero que hice. Quiero mucho a Antonio Banderas y le estoy muy agradecida. Parece que estoy a años luz de aquel rodaje cuando lo recuerdo. Han pasado muchas cosas desde entonces. Supuso que los directores de casting vieran que había hecho una película con Antonio Banderas. Fue sobre todo visibilidad y experiencia.

P – El comienzo de tu carrera no fue fácil: castings, pruebas, viajes… ¿Cómo fue ese salto a Madrid desde la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia?

En la ESAD me formé cuatro años. Y en Madrid continuo formándome. Nunca dejas de formarte. En una búsqueda constante de herramientas. Aprendiendo que si haces sólo lo que se te da bien, te vicias. Te conviertes en un actor que a mí no me interesa. Tú eres todos los personajes, tus gestos, tu forma de hablar y eso a mí no me interesa. El placer del trabajo es la diversión en la búsqueda, en el ensayo, en poder equivocarme. Luego tienes que resolver y si no has practicado antes el error te vicias. Es muy difícil que la imaginación crezca, que vayas a sitios complicados. La formación es otra pierna del trabajo. Un actor, igual que un bailarín, debe tener sus músculos flexibles y trabajados. El actor tiene que tener la mente abierta y relajada.

Si sólo haces lo que se te da bien, te vicias (…) El placer del trabajo está en poder equivocarme

P- Madrid ya es su vida ¿Qué sensaciones le produce Madrid? Olores, sabores, memoria, recuerdos… el lugar donde está creciendo.

Madrid es mi punto de anclaje. De aquí parto hacia donde sea. Ten en cuenta que a Madrid viene gente de un sinfín de sitios con ganas de hacer muchas cosas. Gente muy creativa. La mayoría somos de fuera. Madrid te ofrece muchas posibilidades, pero también te exige. Me hace vibrar, está  muy en mi sintonía.  ¿Las sensaciones? La caña de cerveza de Madrid es maravillosa. Los olores del rastro, los de la sierra ¡incluso los del Metro! Vivo Madrid de arriba a abajo. Y vivo cerca de Sol, he hecho barrio…

P- ¿Es su vida tal y como la soñó cuando eligió Arte Dramático? Y además, cuando en casa no le pusieron muy buena cara, creo. E, incluso, intentó Filología Hispánica hasta que vio que lo suyo era la interpretación.

Era lógico. Mis padres querían que estudiase una carrera por esa seguridad que piensan todos. Descubrí pronto que ésta era la vida que soñaba. Y no he hecho nada más que empezar. Me permito soñar cada vez más grande, más alto, más bonito y más lejos porque es parte de mi trabajo. Soñar, disfrutar y no frustrarme. Tengo muchas cosas que puedo contar y tengo un papel que me lo permite y lo voy a disfrutar. Y, alcanzar esos momentos en que la vida rima, que decía el maestro William Layton.

P – Siempre tuvo claro que su vocación pasaba por ser actriz, y ella misma reconoce que cuando algo se le pone entre ceja y ceja, no se rinde hasta que lo consigue.

Tenía clarísimo lo de quedarme en Madrid. Era la única posibilidad, además, si quieres dedicarte a audiovisual: Madrid o Barcelona. Lo importante es que no tengo sentimiento de pertenencia a ningún lugar. Cuando te llaman para trabajar vas a ese sitio. Yo tenía esa fe en que iba a salir bien. El optimismo, las ganas, juegan un papel importantísimo en un actor.

P – Con el paso de los años, ¿cómo ve su evolución? ¿La actriz que comenzó siendo y en la que se está convirtiendo con las experiencias de sus trabajos?

Soy una fanática de aprender y aprenderme. Recuerdo aquella primera obra de teatro que interpreté en el colegio, en los Maristas de Murcia, Entre Mujeres, de Santiago Moncada. Me dije: esto es lo mío. Si hay un motor que es denominador común de los impulsos de mi vida es el de aprender, y aprender de mis errores. Crecer, aprender. No me gusta equivocarme en lo mismo dos veces, pongo mucha atención. Todo el día hablo de ello con compañeros, con amigos. Es una constante.

P – Se encuentra en un momento de su vida de renovación y de evolución. En sus redes sociales dejaba esta frase «La mente que se abre a una nueva idea ya no puede volver a su tamaño original»

Sí, de Einstein creo, si no me equivoco…. Hay algo revelador en imaginar y explorar universos. Todo está en constante movimiento. Lo que no crece, decrece. Si tú no miras a lo grande, no amplías tu mente y no sales de tu zona de confort, inevitablemente te haces más pequeño. Consiste en vencer nuestros miedos porque el miedo se empieza a convertir en una cárcel. La clave es: ¿eso me da miedo? Pues ahí voy. El gesto contrario me come, me inmoviliza.

marta nieto para the last journo
📷 Miguel Zaragoza

P – Vamos con su forma de trabajar cada papel. ¿Cómo es ese paso fundamental a la hora de preparar un personaje para usted hasta hacerlo suyo?

La responsabilidad de un creador es estar abierto, despierto. Lo más alerta posible. Preparados. La mejor versión de cada uno. En una escuela de interpretación cuando un actor lee un texto normalmente se lee a sí mismo. Lee a Shakespeare, pero hasta donde entiendes, te lees normalmente tú, tu propia visión. Hay que quitar esa primera capa para al final contar la historia auténtica del autor, que podrá tener que ver contigo o no.  Tienes que despojarte de ti a la hora de trabajar.

P – Creo que fue Jonás Trueba a quien escuché en una entrevista que «el cine nos hace mejores». ¿Funciona como espejo el cine?

Claro. Te empiezan a gustar la cultura coreana porque ves películas coreanas. O de la Inglaterra del siglo XVI. O una tragedia. Es cultura porque educa en los valores, en el honor, en la forma de ver la vida y otras culturas. Te hace soñar, que es importantísimo. ¿Cuántos, de pequeños, al no existir un cine en su pueblo tenían la posibilidad cuando llegaba el circo de asistir a un mundo nuevo al que no estaba acostumbrado? La cabeza se le abría a nuevas visiones, personajes, que no eran su día a día. El mundo se le descubría. Ahí está la mejor versión del ser humano. Aprender, conocer. Qué bonito cuando lo descubres, cuando descubres que no sólo estamos ante entretenimiento.

P – Le interesan personajes llenos de aristas, de ángulos, que tengan un pasado, marcados con conflictos, con una necesidad de superarse, pero en el fondo muy luminosos que al final ofrecen enseñanzas de vida al actor y al espectador.

Efectivamente. Reales. Hay personajes que tienen motores o vocaciones y otros que están perdidos. Otros en proceso de entrar en una depresión y otros saliendo. Es poner el espejo en la historia para que el espectador se autointerprete. Poner un espejo y que otro se refleje.

P – Siempre con esos ingredientes que nos ayudan a no dejarse vencer, que nos guían para seguir siempre y que luego aplicamos a nuestra vida, a nuestra forma de crecer.

He aprendido a integrar el no, la tristeza, la decepción, el proyecto que no sale. El actor está en constante prueba, castings, si dejas que eso te vapulee es muy complicado progresar. Está todo en la determinación. En la actitud. Uno elige cómo se toma las cosas y eso es una cuestión de actitud. Un mismo hecho puede desencadenar cosas opuestas. Lo que está en nuestra mano es la actitud que tomamos ante las cosas. La vida es lo que uno hace con las cosas que le pasan, no lo que te pasa. Hay un dicho bellísimo: una persona joven y bella es una obra normal de la naturaleza y una persona mayor y bella es una obra de arte.

P – También me decía: «el yoga equilibra mi vida».

Es una gran manera de encontrar esa relajación ante la velocidad de la vida. El yoga le proporcionó serenidad en una época de su vida en la que la ansiedad le impedía respirar: me ayudaba a estar en forma y a su vez me calmaba. Empecé a practicarlo porque tuve un proceso de ansiedad hace años. Ha sido una herramienta. Pero no es únicamente eso, el yoga es muy grande porque es una ciencia. Es matemática pura. Tú practicas x y tienes x beneficios. Tiene que ver con el mundo de ser mejor persona, más que de ponerte el culo duro, que también. Te equilibra el cuerpo, pero también el carácter, de dentro hacia afuera. A tener tolerancia primero contigo y después con el mundo. Determinación, paciencia…

El creador atormentado es un falso mito: quedarse en el tormento es una forma de boicotearse. Ese sufrimiento es fácil

P – Pero fíjese, decía Carlos Saura, (Cría cuervos…), que un actor cuanto más neurótico mejor interpreta.

El creador atormentado es un falso mito. Quedarte en el tormento es una forma de boicotearse y no moverte de tu zona de confort. Porque las personas que permanecen ahí mucho rato al final están más cómodas, les asusta más el estar bien. Ese sufrimiento es fácil. Ahí está cualquiera, lo difícil es estar alerta.

P – Es una persona que vive la actualidad, no está fuera de lo que pasa en el mundo, reivindica y se posiciona en cuestiones o valores que considera importantes. Se lamenta por la confusión que existe en el momento social y político…

Es todo una barbaridad, los desahucios, los jóvenes sin futuro que tienen que salir fuera, la corrupción… Estoy muy confusa, no sé si es mejor el bipartidismo o no. Es inevitable opinar. Estoy viva. Es cuestión de responsabilidad. Tengo una responsabilidad como madre. También te digo que tengo que tener la libertad de poder cambiar de opinión en otro momento. Lo que sí tengo claro es que unidos somos más fuertes.

P – ¿Tal vez la actualidad de los titulares políticos no dejan salir noticias más graves e injustas que afectan a seres humanos que sufren y no tienen respuestas? Ese tópico de ‘eso no nos va a pasar a nosotros’… ¿Hace que no prestemos atención a problemas reales?

Considero que es un desvío de atención consciente. Pasan catástrofes a diario, pero parece que es más importante tenernos entretenidos con un monotema. Vivimos en un sistema que impera lo económico y parece que las personas no importan tanto. Siempre me pregunto, cuando veo los telediarios y leo los periódicos, quién sale ganando cuando unas noticias salen más que otras en los medios.

Antes expresabas un abuso y te cuestionaban: ahora, por defecto, te van a creer. En algo hemos avanzado

P – En referencia a este movimiento feminista a nivel internacional usted también se ha movilizado. Decía Maribel Verdú recientemente: «Ahora sabes que si intentan abusar de ti, avergonzarte o ponerte en una situación incómoda, se la juegan, tenemos un arma y es que se nos va a escuchar». ¿Qué opina?

Estamos en un momento muy apropiado. Temas que antes ni se mencionaban. Antes expresabas un abuso y te cuestionaban. Ahora, por defecto, te van a creer. En algo hemos avanzado. También es verdad que es necesario que para que el discurso cale, para que llegue a todos partes, tiene que pasarse de frenada. Tienen que sobresalir puntas de flecha. Siempre ha habido personas que han sido muy criticadas y señaladas para que lo normal, la normalidad, llegara. Nos ha costado mucho llegar a los derechos que hemos conseguido. Y esto no va de no querer a los hombres, de vengarnos de nadie. Con buena voluntad, mirándote a los ojos, las cosas se solucionan. Hay un problema real y hay que enfocarlo. Y, sólo se cambian con educación. Los mismos derechos y las mismas obligaciones.

P – ¿A qué no renunciará jamás?

A seguir intentando tener un poco más de lucidez cada día.

P- Recuerdo que también me contaba que le gusta leer y escribir poesía. Que su autor de cabecera es Ángel González. Y me dejaba un verso: «Creo en ti. Eres. Me basta…» ¿Veremos publicado algún libro de la poesía que escribe desde hace tiempo?

Amo la poesía. La poesía me conecta con las emociones. Es un imaginario maravilloso. Suelo escribir, sí. Pero sin pretensión de nada, escribo por ataques de amor. Soy muy emocional. Me inunda, no sé qué hacer con tanto amor y lo plasmo en papel.

P – Y Marta, ¿me apunta esas obras literarias, teatrales, esos títulos indispensables que le acompañan y nunca abandona en cada mudanza?

Shakespeare, el teatro de Chéjov o los Ensayos de Montaigne que los estoy disfrutando, actualmente, muchísimo.

P – ¿Tiene un personaje que sabe que algún día interpretará, que no dejará que pase el tiempo sin hacerlo?

Me apetecen muchos, pero hay una obra de Shakespeare, Timón de Atenas, que no es de las más conocidas, y me enganchó desde el primer momento. Tiene dos monólogos tan actuales… Te pones a destripar los universos de cada personaje y son infinitos.

P – Y destaca la expresión, el lenguaje en cada obra del bardo inglés.

Tenemos que intentar hablar bien. El lenguaje es una manera de expresar lo que tenemos dentro y si lo simplificamos nos quedamos a mitad de comunicar. Hoy lo dejamos todo abandonado a los gestos, estamos más a poner caras que a trabajar el lenguaje. Recuerdo que Juan Carlos Rubio, director de teatro, me dijo en una ocasión al comentarle que siempre iba de negro: ¿Sabes por qué? Por la muerte de la subordinada. Ya ni siquiera puedo ir de luto porque nadie sabe ya qué es una subordinada.

Nos despedimos. El rodaje de unas escenas la llaman. En definitiva, tiene claro que lo principal es que estamos en el camino, como escribió Kerouac, por lo que vamos a intentar pasarlo bien.


Fotos de Marta Nieto | Miguel Zaragoza

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