Oscars 2019: Los favoritos de la prensa

the favourite 2019

Durante meses se ha diseñado en torno a Roma, de Alfonso Cuarón, un sofisticado aparato de promoción del que la industria tradicionalista ha venido renegando por sistema. Con la compra de los derechos de su distribución en abril de 2018, Netflix despertaba el debate sobre el cine para el salón, avivando además la conversación sobre los los periodos preferenciales de explotación que en España obligaron, por decirlo así, a estrenar la película en apenas cinco salas y sin datos de recaudación. Con todo y a pesar de una importante ola crítica -relacionada o no con este nuevo mundo en negro sobre blanco-, el retrato de Cuarón casi celebra ya su Oscar, como demuestra una somera encuesta a algunos periodistas especializados del país. El propio director mexicano, que seguro ha hecho de tripas corazón favoreciendo la campaña por Netflix y su modelo, copa las predicciones a la segunda estatuilla. Y a partir de ahí, el resto pero con mención especial a Olivia Colman, la Reina Ana de Gran Bretaña en La Favorita, una especial comedia de enredos con Rachel Weisz y Emma Stone a la carrera por el honor de servir. El papel de Olivia Colman ya le ha valido numerosísimos reconocimientos, entre ellos el Globo de Oro a Mejor Actriz -lo que, casi automáticamente, cualifica para el Oscar-.

Más repartidas son las predicciones a Mejor Actor, aunque sobresale Rami Malek por su Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, y desde luego es casi unánime la apuesta por A Star is Born a mayor decepción de esta edición (acredita ocho nominaciones). En lo que unos ven una injusticia que Bradley Cooper no lograra la candidatura a Mejor Actor, otros sentencian: «tendrá suerte si se lleva el Oscar a Mejor Canción». No parece que tenga mayor competencia en esa categoría. La previsión a la revelación de los Oscars 2019 es más abierta: desde las nominaciones a The Ballad of Buster Scruggs hasta el posible alzamiento de Isla de Perros sobre el macrouniverso Disney -y la aparición in extremis del penúltimo Spider-Man, el de animación-, pasando por los reconocimientos a Vice o El Reverendo, cualquiera abraza sus ilusiones como la fuerza verdaderamente motora de estos premios. Al fin y al cabo, cuando prevalece lo obvio, sólo la fantasía asegura una alternativa. Pasó, a la fuerza, con Moonlight sobre La La Land. Pero, ¿dejaría pasar la Academia, aun a regañadientes, la opción de abrazar un puntual y rotundo caramelo político pudiendo además instalarse en el bando progresista de la lucha contra el cambio de modelo de distribución?

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