En La Sexta han entrevistado a Iñaki Williams, que es un ciudadano vasco mayor de edad. Williams es un ciudadano vasco pero además otras cosas. Es también un ciudadano negro y un jugador del Athletic de Bilbao. En la entrevista, el periodista Gonzo le muestra un vídeo de Santiago Abascal. Iñaki Williams ha sufrido racismo en los campos españoles, que es como se llama a los insultos que en lugar de mentar a la madre mentan al color de la piel. Williams tuvo que oír «negro de mierda» en un campo, y no simplemente «hijo de puta», «muérete» o cosas así.
Se podría reflexionar sobre si los insultos en un campo de fútbol son fruto de la lectura y del análisis de obras racistas o si son más parecidos a lanzar lo que tengas a mano, pero para qué complicarse. El insulto en el fútbol está mal. El insulto racista está aún peor. Gonzo, dicen hoy los titulares, reflexiona sobre el racismo con Iñaki Williams. Y para reflexionar sobre el racismo le coloca un vídeo del líder de un partido que apenas tiene representación en el País Vasco, Vox. Como Iñaki Williams es ante todo un ciudadano mayor de edad, contesta: «Si dijera lo que pienso me metería en problemas». Y a continuación: «Espero y deseo que la gente no haga caso a semejante sandez». Ningún problema de momento.
Lo problemático habría sido que Gonzo le hubiera puesto a Iñaki Williams un vídeo de Otegi, terrorista condenado que dirige la segunda fuerza política de la sociedad particular en la que vive
Lo problemático habría sido que Gonzo, que es un periodista mayor de edad, aunque no en sentido kantiano, le hubiera colocado después un vídeo de Otegi. Otegi dirige la segunda fuerza política en el País Vasco, EH Bildu. Y Williams es un ciudadano negro, pero también un ciudadano vasco. Y si Salvados puede reflexionar con Williams sobre el racismo en la sociedad, también podría reflexionar con Williams sobre la sociedad particular en la que vive, aquella en la que Otegi, terrorista condenado y líder de una horda, dirige la segunda fuerza política. Otegi pide activamente la expulsión del espacio público de miles de ciudadanos vascos. Otegi fue terrorista en ETA, también en el brazo político de ETA, y después pasó de secretario general de Sortu a coordinador general de Bildu, que es Sortu con cosas.
El periodismo mayor de edad le habría preguntado a Williams, ciudadano vasco, qué opinión le merece el líder vasco que comanda a las hordas que llaman hijos de puta a los españoles, incluidos vascos, navarros, catalanes y madrileños, que visitan Rentería o Alsasua. Por españoles. Es decir, no gritan «Hijos de puta», que es algo que todos los futbolistas escuchan cuando juegan fuera de casa, sino «Españoles hijos de puta», que es lo que escuchan muchos ciudadanos españoles cuando quieren jugar en casa. El periodismo mayor de edad podría hacer eso, pero se metería en problemas.
Lo que hace la gente como Otegi es usar la violencia para eliminar la ciudadanía de otros, desde el asesinato hasta el secuestro
La semana que viene el programa de Gonzo podría reflexionar sobre otra sociedad, la catalana, en la que llevar a un mitin a alguien como Otegi hace que los organizadores reciban aplausos y votos. «Nadie mejor que él (Otegi) nos puede decir cómo hemos de continuar hasta llegar al final». Ésta es la presentación que Marta Rovira, de ERC, elige para alguien como Otegi. Y Otegi se muestra: «Quién dijo que esto iba a ser fácil. Lo repetimos durante décadas. No es fácil, es complejo; pero es una maravillosa tarea. No hay nada más bonito en la vida que luchar por los demás y luchar por la libertad de tu país. No hay nada más edificante».
Otegi dice «décadas»: EH Bildu no tiene ni diez años de vida. Vida, por cierto, es otra palabra interesante en boca de alguien como Otegi. Otegi habla de una lucha de décadas, una lucha edificante, una maravillosa tarea, y Marta Rovira, de ERC, hace suyas esas lecciones. La lucha de Otegi es una lucha violenta no contra la democracia o la libertad, aunque nos guste lo abstracto, sino contra ciudadanos concretos. Empezando por el ciudadano Luis Abaitua, y de ahí hasta los más de 800 ciudadanos a los que asesinaron los miembros de ETA, otro concepto abstracto. Y los conceptos no asesinan. Asesinan personas que deciden disponer de la vida de otros para hacer política, agrupados bajo un techo común y con el apoyo popular. Asesinan, pero no sólo.
Lo que hace Otegi y la gente que es como Otegi es usar la violencia para eliminar la ciudadanía de los otros. Violencia de intensidad variable. Desde el asesinato hasta el secuestro, pasando por la extorsión y culminando en la reconversión actual: la violencia de las pedradas y el acoso. No son bárbaros, aunque nos gusten los adjetivos, sino militantes racionales. Si dificultan el acceso de los enemigos al espacio público parecerá que decían la verdad: sus enemigos son invasores, no quieren integrarse. Y si periodistas mediáticos dificultan el acceso a los discursos y a los actos de personas como Otegi, y a las afinidades de partidos como ERC, parecerá que son dos partidos decentes y que los que reciben pedradas exageran.
Fantástico. El PEORiodismo español haciendo lo que mejor sabe hacer: esparcir ideología sin ton ni son.