Encuentro a Marta Jiménez Serrano en plena promoción de No todo el mundo (Sexto Piso), su nuevo trabajo que disfruta de una gran acogida por parte de lectores y críticos. Además, también es autora del magnífico Los nombres propios (Sexto Piso) y La edad ligera (Rialp), accésit Adonáis 2020. Marta Jiménez Serrano piensa, en ocasiones, que No todo el mundo son unas variaciones del ‘chico conoce chica’ mirado a través del microscopio. Lo empezó a escribir mientras llevaba entre manos la novela y pensó que no lo acabaría nunca. Muchos garabatos y versiones casi finales después dieron como fruto catorce historias de amor, desamor y sucedáneos. Los mejores amores son los correspondidos y el amor por Marta Jiménez Serrano y su literatura va disparado.
Cuando pensábamos que sobre el amor ya se había dicho todo, llega con estos deliciosos relatos y a aquellos que aman y creen en el amor, los entusiasma más, y a los que no creían tanto los reconcilia con esto tan complicado del “amar”. Enhorabuena porque está entusiasmado “amando”… y en estos tiempos no es fácil
Muchas gracias. Ha sido una felicísima sorpresa que el libro haya encontrado lectores tan entusiastas.
¿Abrumada por tanto elogio? ¿Produce cierto vértigo tanta buena crítica? ¿Le obliga a dar, una vez más, otro do de pecho con la siguiente obra o consigue abstraerse?
Me siento halagada y agradecida por los elogios. Es verdad que cuando un libro va muy bien se genera una cierta presión y, de cara a volver a escribir, hay que abstraerse y no pensarlo mucho. Pero creo que lo verdaderamente difícil es escribir otro libro cuando el que acabas de publicar pasa sin pena ni gloria. Cuando un libro es bien recibido trae más cosas buenas que malas, y sería absurdo no verlo.
¿Por qué esa necesidad de escribir sobre el amor? Coincido plenamente porque el amor resulta muy estimulante en todas sus facetas, no sólo el sentimental, también el fraternal, el familiar, el de amistad…
Me interesan las relaciones humanas, el lenguaje, la comunicación, los afectos. Soy feminista y he leído mucho sobre feminismo y roles de género. Surgió de manera casi natural hablar de ello en la pareja, que creo que es una estructura que se viene reconfigurando últimamente.
¿En qué se convertiría nuestra vida si lo primordial no fuese amar, querer a los demás?
No tengo ni idea. No entiendo la vida sin los afectos y soy muy mala proyectando distopías.
También es cierto que el amor de pareja, aunque a veces sale bien, la mayoría sale mal ¿¡pero qué sería de la literatura sin los amores fallidos!?
Es evidente que cuando hay un gran conflicto y un gran drama, la ficción lo tiene muy fácil. Pero yo he intentado también narrar historias que salen bien, desde lo cotidiano y desde la intimidad. Ha sido uno de los retos del libro, abordar historias en las que parece que no pasa nada, pero en realidad está pasando de todo.
Por cierto, si no conociéramos el amor, nos cargaríamos la mitad de la literatura universal, el cine… es el tema universal
¡Sí! Creo que, con la muerte, es el gran tema literario.
¿No cree que el amor es el sentimiento que nos hace movernos? Es la energía vital. A la pareja, a la madre, a un hijo, a un amigo, a la profesión… porque amando tu trabajo se pasa mucho mejor que no amándolo, eso está claro…
El amor nos hace movernos… ¡y un buen sueldo también! Hay muchos motivos posibles para levantarse por la mañana, y casi todos son más que legítimos.
¿Sabemos amarnos? Me refiero también a que se trata de amar generosamente e incluso sin esperar nada a cambio…
Yo en eso de no esperar nada a cambio no creo mucho (lo que no quiere decir que uno ame para que se le devuelva algo). Creo que el amor pasa por la comunicación, yo te escucho y tú me escuchas, yo te veo y tú me ves, estamos aquí, nos tenemos presentes. Cuando no hay reciprocidad, la cosa se pone complicada.
Hoy, la tendencia es vivir relaciones cada vez más fugaces, ¿qué papel juega nuestro actual modelo de sociedad en las relaciones amorosas?
Bueno, aquí habría mucho que decir. Yo no sé si las relaciones de ahora son más fugaces o (también y en cierto modo) más sinceras. Antes, en esas parejas que llevaban toda-la-vida-juntos, con frecuencia uno de los dos (generalmente el marido) era reiteradamente infiel. Creo que el modelo de sociedad influye poderosamente en las relaciones: la incapacidad de hacer planes a largo plazo vinculada con la precariedad, la incorporación de la mujer al mercado laboral o la progresiva falta de necesidad de tener hijos son cosas que afectan y mucho a la relación de pareja.
No sé si pudo leer aquel artículo de Manuel Jabois en el que opinaba que «hay más cuernos en un buenas noches desde la cama, mientras ves una serie con tu pareja, que en un polvo rápido», ¿qué opina?
¡Sí! Es una idea que planea en algunos de los relatos. Creo que el sexo no es la única forma de infidelidad, y que los pactos y la intimidad de una pareja se pueden romper de muchas maneras.
¿Qué es lo más importante que ha aprendido del amor?
Estoy en ello. No todo el mundo no es una repuesta a nada, sino el desarrollo de toda una serie de preguntas.
¿Y qué sigue sin comprender de ninguna manera?
Aunque puede haber casos justificables, me cuesta mucho entender el ghosting, lo de no responder los mensajes. Di que no y ya está, no pasa nada.
¿Y con la rutina y el desamor qué se hace?
La rutina tiene mucha mala fama y a veces está bien tener rutinas y costumbres, lo que es peligroso es poner el piloto automático. También es una cuestión de carácter, algunos somos más rutinarios y otros lo somos menos…
Contraponiendo en un espejo, ¿cuál es la maldad que más le preocupa?
Llevo muy mal la falta de responsabilidad. Haz lo que quieras, pero asúmelo. Y también para las cosas que nos hacen felices: no vienen solas. Influyen mil cosas (la suerte, la clase social, etc.), pero en un punto también hay que encargarse de ellas.
¿Y de su amor por la literatura, qué le debe usted a los libros?
Les debo un modo de mirar el mundo, un modo de relacionarme con el mundo, y el haberme sentido menos sola cuando me sentía sola.
¿Se imagina sin amor?
¡No! Sin pareja, claro. Pero sin amor, no.