Los renglones torcidos de Dios (2022) Orgullo loco

Más de 40 años después, Alicia sigue danzando. La obra maestra de Luca de Tena, Los renglones torcidos de Dios, tiene nueva adaptación con Bárbara -que está ídem- Lennie en el papel de la tramposa detective protagonista, cerrando una versión fiel a la novela sin mucho más miramiento -y desde luego incontables recortes narrativos-. Su director, Oriol Paulo, ha escatimado algo más en detalle y reverso escabroso, un debe importante si uno observa la película con el libro en mente; pero la fidelidad a sus páginas, el ritmo quasi teatral de escena dinámica y el hecho de que no haya mucho con qué compararla -además de aquella versión mexicana de Tulio Demicheli- resultan en un notable ejercicio de memoria y respeto por la obra original.

Los renglones torcidos de Dios es esta vez más un whodunit detectivesco, más cercano a los thrillers policiacos de enredos en boga -gracias en parte a la buena acogida de títulos recentísimos como Knives Out, las últimas adaptaciones de Agatha Christie o hasta The Little Things– que al más farragoso ejercicio novelesco de psiquiatría que en su día planteaba Luca de Tena. Esa piel de adaptación universal, pretendidamente comercial en su acepción más salubre, es lo que facilita su absorción más allá de que el montaje final se vaya a las dos horas y media, ya un mal menor, y considerando el innegable cambio de tono que habría obligado el haberla escrito y rodado pensando abiertamente en el género de terror, como vimos en La cura del bienestar (2016).

Lo cierto es que estando como estamos malacostumbrados a adaptaciones vanas, sin cuerpo ni valor independiente, esta versión de Oriol Paulo cae prácticamente bendecida desde el minuto uno gracias a esta y otras garantías. La fotografía, la banda sonora de inspiración tozudamente setentera y las diferentes energías que desprenden los principales protagonistas de la obra están a la altura de lo que el lector recuerda y también lo estarán de a quien se aproxime al thriller de nuevas, siempre que no espere otro Shutter Island (2010), película ya en su momento comentada por sus obvias semejanzas con la novela de Luca de Tena.

Si bien los trazos de esta adaptación resultan en una película suficiente, el purista echará de menos el tono negrísimo de ciertos pasajes del libro y el neófito quedará presumiblemente cautivado por la esencia de los personajes satélite del manicomio. El alegato final sobre la cordura y sus interpretaciones semisubjetivas -o cómo estamos dispuestos a transigir con cierto nivel de neurosis para ensanchar el espacio de nuestra propia degradación- acompañan consecuentemente a toda la obra y su honesto lugar en la filmoteca española. Este viaje de Alicia a través de los mundos y locos que fingen estar cuerdos sí nos pertenece.

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LO MEJOR : Bárbara Lennie es una estupenda Alice Gould; la adaptación de Oriol Paulo no desmerece el concepto vital de la obra y aprovecha la ola de whodunits comerciales.

LO PEOR : Deja en el tintero detalles del libro que habrían hecho de la película un sádico ejercicio de terror psiquiátrico más cercano a La cura del bienestar.

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