Los ratos de Lucas

Lucas Vázquez Real Madrid

Cuando en fútbol se dice que tienen que jugar los buenos en realidad lo que estamos diciendo, sea en la cola de la panadería -¿alguien ha hecho cola en una panadería alguna vez?- o sentados en un banco alimentando la soledad a deshoras, es que tienen que jugar los buenos cuya dimensión trascienda el mismo tiempo. Esto es, que el espacio de la gloria visible le corresponde a quienes a través de un medio u otro se han trabajado esa cierta opción de fallar y tener disculpa, incluso a través de tiempos y oportunidades recurrentes. Nadie dice nunca, o lo dice cuando nadie le oye, que tan buenos son para el progreso los buenos siempre como los buenos a veces; y de hecho se oculta con miserable conmiseración que los primeros no serían nada sin los otros, entiendo que porque la vida esconde secretos de reconocimiento que penden de resortes mágicos sin ciencia alguna, sólo impulsados por el momento, la chispa de una idea en la cabeza o la relevancia de lo que pueda significar en público –y su pertinente peso social- esa misma idea contemplada en un momento concreto de la existencia del hombre. Y es por eso que creo que nadie da a Lucas Vázquez la suficiente relevancia a nivel juego en un rincón, el Real Madrid de Zidane, falto precisamente de ideas y resortes.

El aficionado ha quedado encorsetado precisamente en esa especie de parábola espejo en la que se contempla perdiendo, ganando sin brillo o la mejor de las veces empatando, algo similar a lo que en política llamamos «todos ganan» cuando lo que queremos decir es que en realidad nadie ha ganado: esto es, neutralidad conforme y caduca. Cuando Lucas Vázquez, como pasara contra el Levante, tiene minutos y los aprovecha, no lo atribuimos a que Lucas Vázquez sea bueno sino a que los demás, los que juegan siempre en su lugar, no aprovechan un porcentaje relevante de los minutos que disputan. Tal es este mecanismo de autodefensa para con los ídolos de barro, que cuando irrumpe a ráfagas un futbolista diferente –y ya sabemos lo que significa diferente en el argot moderno- casi lo damos por perdido: en definitiva, que no sabemos si disfrutarlo o temerlo, por lo que pudiera ocurrir en caso de que nos gustara demasiado y después no correspondiera. El regate eléctrico y la visión pura de ataque de Lucas Vázquez, lateral incluso en su etapa en el Espanyol son, así está el tema, destellos de fuerza mayor en el Real Madrid de las estrellas. Y al final, no es más que una metáfora más sobre talento, rigor y ubicuidad. Lo llamamos sorpresa cuando en el otro lado de la carta tenemos apuntada la palabra injusticia.

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