«Los jóvenes concilian peor: todo es muy distinto a la generación de nuestros padres»

cinco lobitos

Como si llevara años calculándolo, Alauda Ruiz de Azúa ha elegido para triunfar con su opera prima, Cinco Lobitos, una época en la que familia, maternidad, mujer, conciliación y cuidados parecen minas antipersona controladas por lobbies y libelos populistas. Ahora que estamos descubriendo con asombro que ser madre o volver al pueblo es algo de derechas según los desconcertantes cánones de cierta izquierda, la expresividad de los personajes escritos por Alauda -premio doble en el Festival de Málaga: mejor película y mejor guion- destaca ferozmente para colar una reflexión sobre la herencia, la escalada de la madurez y la gratitud al pasado que no volverá. Laia Costa, Mikel Bustamante, Susi Sánchez y Ramón Barea protagonizan esta tragicómica visión a las necesidades de una generación encaprichada con llegar a todo, recordar la mitad y no conservar nada, que también se ha presentado en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria antes de su estreno en salas el próximo 20 de mayo.

Cinco Lobitos se estrena en un momento en que se está debatiendo políticamente mucho sobre sus grandes temas: maternidad, cuidados, familia, tradición, nostalgia… ¿cómo cae en mitad de este debate?

No nace de una reivindicación política sino de un vistazo al momentum generacional, aunque sí es verdad que ha caído en mitad del debate sobre la conciliación, la dificultad de formar una familia, la redefinición de los roles sobre los cuidados… Veníamos de un modelo tradicional que funcionaba pero que era muy injusto para una parte y ahora tenemos que rediseñar eso, individual y socialmente para que sea viable. Además la pandemia ha avivado este debate, porque el confinamiento y los periodos en casa volvieron a reflejar las desigualdades sobre el peso de cada cual en el hogar, por ejemplo.

Como comentas, tradicionalmente una parte tiraba de la casa y otra de la familia y parecía funcionar mejor que ahora. Ahora las dos partes pueden y quieren equiparar fuerzas sin equiparar sacrificios, ¿cómo afecta esa pérdida de estructura convencional al orden a la hora de construir una familia?

Para mí Cinco Lobitos es una película que plantea más preguntas que respuestas: ahora las parejas jóvenes llegan más justas, concilian peor y todo es muy distinto a por ejemplo la generación de nuestros padres. No tengo un diagnóstico sociológico o político muy claro, pero en mi búsqueda creativa he visto que esto no es algo puntual sino que afecta verdaderamente a todos los hogares y genera no pocos problemas.

Es llamativo en ese sentido la figura del padre primerizo (Mikel Bustamante), ausente por trabajo, que sí parece algo rescatado de otra época. ¿Esto es algo contextual de la película o también querías hacer una llamada de atención?

Sí, ahí sí hago retrato generacional porque el padre es perfectamente consciente de que ausentarse no es lo ideal, pero lo tiene más fácil para reincorporarse. A veces hay que elegir porque no tenemos todas las alternativas a mano. Normalmente en los primerizos, a ellos les suele resultar más fácil volver al trabajo y ellas todavía pagan más ese peaje.

Quería retratar el impacto del primer hijo, que plantea una crisis de ruptura con la vida que conocías y a la que ya no volverás

Y ahí entra esa situación en la que la madre (Laia Costa) se resquebraja desde casi el primer momento: ¿en qué medida es responsable la mujer de hoy de esas frustraciones maternales por querer participar de la vida laboral y personal sin aparentemente querer renunciar a nada?

Yo sobre todo quería retratar ese impacto que es el primer hijo, que siempre plantea una crisis de ruptura con la vida que conocías y a la que ya no volverás: eso tiene que ver más con esa presión que existe sobre maternidad y paternidad, que parece algo a lo que hay que llegar enseñado, y según mi experiencia personal tiene mucho de aprendizaje, paciencia y tiempo. Hay que aprender a construir esa vida nueva, y las dudas de la protagonista no son más que una parte de esas dudas primerizas.

La familia materna vuelve al cliché del hogar matriarcal vasco, con esa gran importancia y especial sensibilidad de la madre: ¿habría sido muy diferente la película con protagonistas de otro lugar?

Yo que soy del País Vasco también pensaba escribiendo la película que estaba plasmando algo muy personal o identitario, pero he descubierto viajando con ella que en sitios como Berlín o Málaga mucha gente identificaba a su madre con la madre de la protagonista. Se trata de una relación de madre fuerte y recta, que resulta que es más universal de lo que pensamos.

Lo de formar una familia no normativa, fuera del matrimonio y demás plantea numerosísimos problemas en la película: ¿es algo que realmente percibas como una amenaza a la viabilidad de estos proyectos familiares?

Resulta muy curioso, porque yo no la escribí mirando ahí: sobre todo me interesaban los personajes, no la lectura política. Existe una tensión entre ambos personajes masculinos a propósito del cuidado de la madre primeriza, pero más enfocado a la relación personal que al discurso social. Y es verdad que a una determinada generación todavía le parece más serio el modelo tradicional, de casarse primero y todo eso.

Ahora hay miedo a etiquetar las películas para no espantar a la crítica o a los espectadores, pero la sola idea de la familia, la conciliación y la maternidad ya da muchas pistas. ¿Cómo animarías a verla a alguien reticente de inicio?

Yo le diría lo mismo que vengo diciendo desde que presentamos la película: es un viaje que parece que empieza con un primer año de una maternidad primeriza, pero da un viraje hacia algo que muchos hemos vivido y que es muy especial: llegar a la edad de entender a tus padres. Les perdonas, te reconcilias… Y la historia final es eso: un viaje emocional de reconciliación con la familia. Es verdad que la lectura política se puede hacer, pero mi relato original no tiene esa vocación.


Esta entrevista fue solicitada el 23 de abril y realizada por vía telefónica el 25 de abril: gracias al equipo del Festival de Cine de Las Palmas por la gestión y a Lara Pérez de BTEAM por la cesión de los materiales

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