Durante los últimos años el festival de Sundance ha servido para colocar en el escaparate los principales títulos indies de terror y ciencia ficción de cada temporada, discutidos durante meses hasta su llegada a las salas y su distribución mayoritaria. A menudo controvertida por promocionar títulos pretendidamente concienzudos o experimentales y no tan clásicos o comerciales, la parrilla de Sundance ha dejado estrenos históricos para el recuerdo que introdujeron en el debate algunas de las películas hoy consideradas, atención, clásicos instantáneos del género. El año pasado, aunque con reservas, ocurrió con Relic (y estamos a la espera de ver qué pasa con Night House, que fue la verdadera sensación de terror del festival).
Sundance también marca una línea de tendencia sobre las versiones del terror, consolidada alrededor de la figura de la mujer como protagonista o como creadora. Este vez se han lanzado nuevos talentos como Carlson Young o Prano Bailey-Bond a la vez que ha desvelado el sufrimiento en protagonistas perdidos en dilemas desgarradores como en Knocking (de Frida Kempff) o Violation, esta de Dusty Mancinelli. Además de solidificar la ascendencia del rape revenge como subgénero recurrente, Sundance 2021 también ha vuelto a subrayar escenarios grotescos y opresivos en una parrilla que volverá a nutrir festivales internacionales, empezando por un Sitges que el año pasado ya proyectó Impetigore, la propia Relic o Possessor (ganadora a Mejor Película y Mejor Director).
Este año ha sido Censor (de la mencionada Prano Bailey-Bond) la que mejores críticas ha recabado. Tiene la bendición de medios como The Hollywood Reporter, The Verge o Bloody Disgusting y ha quedado muy delante de títulos que incluyen, entre otros, los nuevos trabajos de Sion Sono (con el inagotable Nicolas Cage al volante) y Ben Wheatley. De todos modos no será hasta dentro de unos meses cuando tomemos verdadera medida a las adiciones del terror en Sundance, sobre todo en un 2021 en el que está previsto que lleguen películas de Robert Eggers, James Wan, Paco Plaza o M. Night Shyamalan.
» CENSOR (Prano Bailey-Bond)
La apuesta segura de esta edición promete emociones fuertes («no es una película para cualquiera») contando la historia de una censora en la era de los video nasties ochenteros que pasaban por innumerables filtros antes de distribuirse sin temor a soliviantar la moral de la época. Nada malo puede resultar de una película abrigada en el cosmos de Carpenter que contiene advertencias explícitas sobre su explotación del gore y el sadismo más salvajes.
» EIGHT FOR SILVER (Sean Ellis)
La pesadilla gótica de 2021 coquetea con el folk horror, ingredientes que para muchos no resultan en un trabajo convincente, aunque la mayor parte de la crítica (esta reseña de Variety es especialmente reveladora) haya reconocido su poder visual y narrativo. Se intentó contener el secreto -algo que obró majestuosamente Shyamalan en The village-, pero críticas como esta de Screen Daily destripan (je) un terror cocinado a fuego lento al que es mejor llegar sabiendo lo justo.
» WE’RE ALL GOING TO THE WORLD’S FAIR (Jane Schoenbrun)
Más que una película hay quienes defienden que estamos ante un tratado intergeneracional de desidia, soledad y desamparo tecnológico, tropos muy acostumbrados ya de la nueva ola de techno horror a la que se han subido la mayoría de productoras del mundo y que tiene en Black Mirror y Into the Dark sus principales representantes argumentativos. Se ha querido emparentar con ese cine estroboscópico que en los últimos años han empoderado Bliss o Lux Æterna.
» IN THE EARTH (Ben Wheatley)
Aunque le ha costado reunir a la crítica, es interesante comprobar cómo el autor de maravillas como Kill List o High-Rise -penalizado por la lamentable versión de Rebecca estrenada el año pasado en Netflix- sigue alimentando el debate cada vez que estrena. Esta vez, además, el mundo posapocalíptico que imagina en In the Earth tienen, dice, curiosas réplicas heredadas de una de sus obras más extrañas, A field in England. Es más: hay medios que advierten en ella una profecía del hombre post-Covid. Veremos.
» THE BLAZING WORLD (Carlson Young)
Dos años ha tardado Carlson Young -treintañera conocida por su papel en la infravalorada adaptación televisiva de Scream– en reunir la energía y la confianza necesarias para trasladar a un largometraje el corto con el que causó cierto impacto en Sundance 2018. The blazing world se ha posicionado como un deliciosa pesadilla visual que compartiría universo, por sordidez, tratamiento del horror y belleza gore con los peores sueños de Lars von Trier. Pinta a una de las joyas de este año.