El aficionado al terror guardará seguro buen recuerdo de 2018, a poco que haya cedido su orgullo a sugerencias externas: ha sido un año no ya prolífico, algo que cabe esperar, sino imponente en lo que a visiones del género respecta. El refinamiento del miedo es ya una realidad patente, aunque pendiente de la irrenunciable cuota de mercado que dibuja la frontera entre lo marginal y lo temido comercial. Así, un año que empezó premiando a Get Out (Jordan Peele, 2017) cierra con el reconocimiento en taquilla a producciones con lentejuelas tipo Halloween (David Gordon Green, 67/100 en Metacritic y 221 millones de recaudación) o La Monja (Corin Hardy, 46/100 y 319 millones). La exquisita industria ha facilitado que películas como Un lugar tranquilo (John Kransinski, 82/100 y 297 millones) o Hereditary (Ari Aster, 87/100 y 69 millones) llegaran a la audiencia global e incluso se posicionaran para la temporada de premios, aunque por detrás del foco destacaran otras cuyo público y crítica beben más de lo todavía clandestino de la trinidad festivalera, a saber: Sundance, Cannes y Sitges. Las que siguen han sido, a juicio único y personalísimo, las 10 imprescindibles del año:
Una auténtica obra de coleccionista con la que Timo Tjahjanto parece querer reescribir El Exorcista a través de su especialísima visión. Una reunión portentosa entre Sam Raimi, aquel Friedkin y el primer James Wan con una magnífica fotografía y unos efectos muy disfrutables. Vista en Sitges, está disponible en Netflix.
9. GHOSTLAND
La celebración del mejor Pascal Laugier tras Martyrs en una propuesta redonda entre el drama y el terror más efectivo. Tiene algo del Hill House de Flanagan y la serenidad claustrofóbica de Vincenzo Natali o David Fincher. Vista en Sitges, triunfó en Nocturna Madrid y sigue retrasando su estreno en España (marzo 2019).
La oda de Luca Guadagnino al giallo de Argento que parece vivir una segunda juventud en Europa. Profundo pero sensible homenaje de múltiples capas a la original, quizá empañado por el peso del texto entre líneas con el que enfatizan trascendencia política y reivindicación de la mujer como arma ética y estética.
Un cabin in the woods iconoclasta que amalgama todo el repertorio del subgénero y algo más: con un aire a Eli Roth y fundido con los Funny Games de Haneke pero con la autoimposición de una supervivencia inesperada, recibió buenos aplausos en Sitges y ha relanzado los nombres de Colin Minihan (director) y Brittany Allen (protagonista).
La traducción libre de Alex Garland sobre una trilogía literaria, tan desafiante que quieren que pase a la historia como esa película demasiado inteligente como para ser estrenada en cines. En la autorreflexión ecologista se esconde una observación vulnerable sobre el despecho, la desesperación y el suicidio. En Netflix.
5. UN LUGAR TRANQUILO
La amenaza del silencio distópico como alegoría de un futuro frío: Krasinski inspecciona a Hillcoat y bosqueja el guion sobre experiencias de Spielberg o Ridley Scott. Su recepción universal ha sido unánime y no es descabellado imaginarla optando al Oscar. Recaudó 3M€ en España.
El peor viaje del mejor Nicolas Cage, rehabilitado para la causa. Panos Cosmatos invadió Cannes con esta insigne metáfora política sobre la represión sexual y sus devastadoras alucinaciones, eso sí, volcada con exhuberante libertad fotogénica. Lo de menos es la sangre, atajo en este caso para la causa territorial de la mente de los Aronofsky, Polanski o John Erick Dowdle.
3. THE HOUSE THAT JACK BUILT
Un repaso íntimo de Lars von Trier a su carrera descarnada -incluso con fotogramas de películas anteriores-, guiado por un Matt Dillon rotundo que sortea a Goethe, Durkheim, Virgilio o Dante. Dos horas y media de Lynch y Buñuel sumergidos en éxtasis. Inclasificable y precedida por las crónicas de abandonos de salas ante su crudeza.
2. POSSUM
Una veraz delicatessen introspectiva con Sean Harris en el papel de alguien quebrado para siempre y con la única compañía de sus monstruos. Es tan de Kafka como de Joe Hill, disuelta en Magic (1978) y amparada por una incomparable simbología de devastación personal. La joya de 2018, escondida en reflejos expresionistas para un prometedor debut (Matthew Holness).
1. HEREDITARY
La auténtica revelación del 2018, destaca un antes y un después en la concepción global del terror como fenómeno de masas. Rescata la inteligencia emocional del subgénero posesiones usando por principio el barniz del drama humano y amplía su genealogía invitando a meditar sobre el peso de los miedos heredados, sean familiares o sociales. Retiene tanto de La semilla del diablo como del Babadook de Jennifer Kent, con brillos especiales de ese terror del siglo XXI al que cabe entregarle horas y horas de inspiración.