Una vez asumido que no habrá otro Gerard Piqué como el que durante años hizo pareja de centrales con Sergio Ramos, Robert Moreno ha ideado un plan de riesgo cero para el futuro inmediato de la selección española: atender la historia de Raúl Albiol, quien por edad (34, mayor que el mismo Ramos) debería quizá haber moderado la ilusión sobre todo después de tan buenos años sin premio en Nápoles. En su primer asalto al puesto, Albiol ejerció de tercer o cuarto central por detrás, por este orden, de Carles Puyol, Piqué, Ramos y hasta Carlos Marchena. Pese a que ganó Eurocopa y Mundial con España y fue moderadamente importante en el Real Madrid de José Mourinho, nunca ha obtenido el aprecio del recuerdo. Hasta hoy, que España no consolida los centrales emergentes que genera y frente a la impecable necesidad de dar con una defensa de carrerilla que en un torneo corto plantee más soluciones que problemas. En Villarreal, Albiol ha obtenido rédito suficiente como para reincorporarse a la rutina de la selección y además en el nada despreciable rol de titular consorte. Un puesto para el que han desfilado durante estos años cerca de una docena de jóvenes, de los cuales ninguno ha dado todavía el perfil -si no el nivel- requerido para confiarles tamaña misión, siendo Íñigo Martínez (Athletic Club) el que más cerca (y por tanto más lejos…) ha estado siempre de esa frontera.
Pau Torres es lo más parecido a un central de futuro que tiene hoy España Clic para tuitearDe entre todos los candidatos a la sucesión, uno (Pau Torres) se destaca por diferentes razones. A su alrededor proliferan centrales de un corte similar: piernas largas, ágiles, salto limpio, tackling académico. Sin duda a los Diego Llorente, Unai Núñez o Mario Hermoso todavía les queda mucho campo por andar, aunque la insistencia en Pau Torres la motivan dos escenarios imposibles de obviar. Uno, estratégico. En las categorías inferiores, Piqué ya insinuaba que sería el monstruo que finalmente fue: parecía un adulto rodeado de niños frustrados. Su salto, sprint y frialdad en sus mejores años encajaban a la perfección el vigor anárquico y los riesgos con balón de Ramos, pero con Piqué fuera y el sevillano contando ya años y récords, lo prudente es imaginar primero un bastión, alguien que marque la pauta de la línea. Pau Torres, inédito sobre el césped en la absoluta, entrará en esa rueda después de que el primer heredero obvio, Aymeric Laporte -la opción prioritaria en relación físico-fútbol de hace años– haya quedado totalmente descartado por el cuerpo técnico, que manejará otros informes. También se ha vendido ahora Gabriel Paulista, brasileño nacionalizado, más mayor (28) y por tanto peor opción de futuro. O mejor: para el futuro.
Pero Pau Torres no sólo es bueno, también es oportuno. El único jugador del Villarreal que ha disputado este año todos los minutos en juego (tras dos meses y medio de competición) prolonga la tendencia europea de centrales altos y fuertes que no renuncien al balón. Una vocación que tiene en Harry Maguire su principal portadista, pero también en Virgil Van Dijk (no tanto por edad, roza los 29, como por lo que su físico ha dado al Liverpool y a la renacida Países Bajos), en los franceses Lenglet y Kimpembe (y los que vienen: Zagadou, Konaté o Badiashile…) los Izzo o Spinazzola que tienen que borrar la huella de Barzagli o Chiellini en Italia o el alemán Nicklas Süle, más asentado en la élite. Un fútbol que refina la táctica y que se iguala a balón parado no requiere especialistas en distribución, sino en marcaje, anticipación y dominio de los espacios. En España existe una vasta cultura de centrales contenidos que suplen con astucia espacial y técnica lo que tradicionalmente se ha invertido en control físico (ahí llega, como un tren, el jovencísimo Eric García). Pero tres años después de abrir el debate por primera vez, ninguno de los apuntados ha podido conquistar el lado izquierdo de Ramos, que tampoco será eterno (aunque lo retirará su edad, no su orgullo). Pau Torres es lo más parecido a un central de futuro que tiene hoy España y en condiciones normales así debería acabar expresándose. Aunque la aventura comience ante Malta y Rumanía.