En defensa de Patria

patria hbo 2020

A raíz de la llegada de la serie televisiva basada en la novela de Fernando Aramburu, con sus polémicas previas– cartel de la discordia y tantos otros-, y su posterior éxito, veo cómo muchas personas cercanas al mundo literario critican las virtudes literarias de Patria. Lo cierto es que se trata de gente a la que considero con criterio, algunos, incluso, amigos, así que no pretendo mostrarme beligerante con ellos, sino entender de algún modo cómo el extraordinario producto narrativo que yo tanto disfruté a ellos pueda parecerles soso, aburrido e incluso mal orquestado. Vaya por delante, también, que la literatura tiene esto: penetra de manera distinta en cada uno, y no hay crítica de suplemento que se imponga a la de cualquier lector de la calle, ni tesis doctoral que anule una lectura de metro y barandilla. Todas son válidas y a todas habría que prestarle atención en la singularidad que les precede.

Dicho esto, Patria me parece una novela magnífica. Quizá lo mejor de todo sean sus personajes: todos ellos reflejan un mito distinto dentro del conflicto vasco. El muchacho inculto que se arruina la vida, el hombre callado que por miedo abandona a su mejor amigo, la madre que por amor a su hijo es capaz de creer en cualquier cosa, la mujer a la que la vida golpea ya lo suficiente como para no entristecerla con ideologías, el cántabro que le pone nombres euskeras a sus hijos para pasar desapercibido en un mundo que no le acepta, y así con un largo etcétera. Todos ellos dejan la categoría personal para convertirse en eso, en leyenda.

Toda gran obra maestra, todo libro que usted hoy conozca dentro del canon, triunfa porque pasa del logos al mito. Así, Yerma es Yerma porque reflejará para siempre en el imaginario a la mujer que se obsesiona con la falta de descendencia, el Quijote es el Quijote porque reflejará para siempre el idealismo frente a la razón, y las Coplas de Manrique serán siempre las Coplas porque reflejan el mito del ubi sunt frente a la muerte. Estos arquetipos, y ocurre deliberadamente en Patria, consiguen que aquel que se adentre en la narración se vea reflejado en ellos. Esta es para mí la clave de su éxito: la mímesis. Todo lector se ve dentro de la novela, se alinea con algún personaje, se identifica con algún carácter.

Patria es una obra maestra que seguirá ahí cuando todos los líquidos bestsellers se hayan esfumado


La trama es, diría yo, perfecta. Con un crescendo que Aramburu maneja perfectamente gracias a los saltos temporales que salpican la narración. Mezcla la pasión que despierta un asunto tan polarizado con el miedo que realmente estremeció a la sociedad de la época, lo cual se torna una mezcla perfecta: la narración llega exactamente al punto que los lectores quieren llegar. Ni es demasiado violenta, ni es demasiado cursi. Encuentra el tono exacto. Aramburu toca la fibra de la familia, en la opinión del que escribe, el punto sobre el que giró todo el conflicto. Los grandes damnificados, los que ven perecer a un ser caído con un disparo en la cabeza, o los que ven a su hijo entre rejas, son los verdaderos dolientes de esta historia, y serán los que cuando el conflicto acabe sigan sufriendo. El autor supo ver que ahí encontraría la empatía del lector, y explotó esa mirada con maestría.

En el puro recurso estilístico, Aramburu también se me descubre admirable. Alterna varios registros dentro de un tono nada exigente. Recuerdo que me sorprendía la capacidad de insertar diálogos en el párrafo, como si la actitud de los dialogantes se mezclase con la del propio narrador, otra de sus grandes virtudes. Desliza el amor por la lengua vasca con numerosos calcos, además de la inclinación del personaje de Gorka hacía la poesía y el periodismo en dicho idioma. En general se decanta por el sintagma corto, lo cual convierte a la lectura en un proceso ágil y vivo. El autor destila oficio por todos sus párrafos. Patria es una obra maestra cuyas críticas negativas no comprendo, y que sospecho seguirá ahí cuando todos los líquidos bestsellers que pueblan las estanterías del Hipercor se hayan esfumado.

3 comentarios sobre “En defensa de Patria

  1. Yo la pondría en mi top 5 de novelas favoritas. En cuanto termine de ver la serie, volveré a leerla. En cuanto a su valor literario no voy a entrar porque no soy crítico ni es mi ámbito, sólo soy un lector voraz que cada vez deja más libros en su primer tercio. Me gusta cómo refleja la sociedad que éramos (y seguimos siendo), la autocensura que ejercíamos para no decir según que cosas.
    En mi entorno la hemos leído casi todos, salvo los votantes de Bildu, que son reticentes y que dicen que el tema de ETA les aburre. Tiene cojones que les aburra ahora y no antes cuando condicionaban nuestra vida. Cuando nos tirábamos dos días de huelga porque habían detenido a uno o porque a otro le había explotado la mochila mientras la transportaba. Recuerdo a las dos personas que nunca hacían «huelga», Mario, que hace mucho que se marchó a Madrid y Zuriñe, la única que hablaba euskera, y que se fue a estudiar a EEUU y desde entonces le he perdido la pista. En su momento no supe apreciar lo valientes que eran.

    En fin, que a mí lo que me aburre es que lo llamen «conflicto vasco» o «conflicto armado».

  2. Soy profesora de Literatura desde hace muchos años. Y muy lectora. Leí «Patria» cuando salió, hace tiempo. Para resumir, me pareció un auténtico bodrio.

  3. Dice el autor del articulo, que el quijote refleja «el idealismo contra la razon». Todo idealismo, no es mas que irracional megalomania, disfrazada de alguna moralina coyuntural. No he leido la novela que se menciona en el articulo, por tanto, hasta aqui llega mi comentario

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