Ni era una broma ni se le parecía: en la era de la impostura y lo artificial, Warren Beatty y Faye Dunaway protagonizaron una secuencia para la historia al nombrar a ‘La La Land’ como la mejor película de los Oscars 2017 cuando la premiada era en realidad ‘Moonlight’. Fue un miembro del propio equipo del trabajo de Damien Chazelle, Jordan Horowitz, quien rompió la magia una vez estaban todos aclarando sus gargantas para digerir lágrimas: Beatty, claramente sobrepasado al encontrar inviable la opción de volver a nombrar a Emma Stone, que había recogido el premio anterior, cedió la responsabilidad a una lacónica Dunaway que intentó salir del paso minimizando el drama, no sin arrestos cuajados durante su vasta trayectoria. Cuesta creer que a estas alturas algo tan expuesto quede tan supeditado al error humano, pero tal como reflejan las imágenes en directo, la realidad sigue jugando en otra liga muy distinta a la ficción. Todo el Dolby Theatre tronó encantado, claro, ante lo que en condiciones normales no puede ser tenido sino como una catástrofe organizativa cuya estocada a la maltrecha credibilidad del aquelarre cinematográfico podría haber sido definitiva.