La selección alemana ha dejado sensaciones enfrentadas durante la primera fase de la Eurocopa. Si bien es cierto que el bagaje histórico de su escudo, sumado al tremendo potencial que tiene a su disposición Joachim Löw, hace que sea absolutamente obligatorio considerarla una de las grandes candidatas al título, el sistema de juego germano ha mostrado una serie de carencias que también invitan a considerar que equipos con virtudes concretas pueden hacer tambalearse al actual campeón del mundo.
Sin duda, uno de los mejores argumentos del combinado alemán es su determinación en las áreas, empezando por la propia. Manuel Neuer es considerado, por méritos propios, uno de los mejores guardametas del mundo, y ahí Alemania tiene un pilar en el que sustentar las salidas con ventaja que su sistema de juego permite al equipo rival. Por supuesto, su tacto en el juego de pies es importante en la salida de balón de Alemania -aunque es cierto que no hemos visto en sus contrincantes una presión ultra agresiva que le haya obligado a aparecer de forma constante-. En cualquier caso, su aportación ahí, y las de sus dos centrales resulta decisiva, aunque evidentemente la garantía de Neuer está en salvar situaciones límite bajo palos o en el uno contra uno.
Esta Alemania tiene con Jerome Boateng y Mats Hummels, sumando a Neuer, una enorme claridad en los primeros pases. El conjunto dirigido por Joachim Löw cuenta con muchos jugadores que aportan una tremenda movilidad por delante de la línea de la pelota, de modo que poder contar con dos centrales que sean capaces de activarles es una enorme ventaja. Los dos van sumando pases acertados de forma constante, aunque son dos envíos los que suelen repetir más, y resultan decisivos para que Alemania pueda ir avanzando junta a campo rival.
El primero y más importante es el de Hummels sobre Toni Kroos. El centrocampista del Real Madrid es el auténtico faro de la selección alemana, y aunque juega en un doble pivote con Khedira, suele ocupar la posición de interior izquierdo para iniciar el juego del equipo. Como Hummels es el central zurdo, Kroos tiene un futbolista por detrás de él que le encuentra con facilidad. Es cierto que hasta el momento no se ha pretendido presionar a Alemania con agresividad, pero un sistema que lo intente tendrá en esa sociedad un pilar clave en la salida de balón.
Hasta el momento no se ha pretendido presionar a Alemania con agresividad
El segundo envío que vemos repetirse mucho es el cambio de orientación de Jerome Boateng sobre Hector, el lateral izquierdo. Boateng tiene un excelente desplazamiento largo, y lo que sí hemos visto es a los rivales germanos dar un paso atrás y tratar de juntarse en campo propio y hacer estrecho su sistema defensivo con el objetivo de cortocircuitar el potentísimo juego interior que tiene en campo contrario Joachim Löw. Eso obliga a los rivales a bascular cuando la pelota está en el perfil derecho germano, y Alemania gana metros con el envío de Boateng sobre el lateral izquierdo, que se encuentra abierto y a buena altura.
Toni Kroos, la brújula
El hecho de no haber tenido rivales que decidiesen apretar muy arriba sobre la salida de juego alemana ha provocado que, durante la fase de grupos, prácticamente todo haya ocurrido a partir de Toni Kroos. Alemania ha tenido un posicionamiento muy agresivo, y él ha sabido activar toda esa movilidad que tenía por delante de él. Löw ha mandado a los dos laterales muy arriba -tanto Höwedes como Hector se clavaban en posición bastante adelantada- lo que ha empujado a que todo el mundo tratase de participar en zonas interiores. Por su fuera poco, Götze ha sido su delantero centro, de modo que la circulación añadía un activo más.
Müller y Özil partían, teóricamente, del perfil derecho, pero de forma constante iban a buscar la pelota entre líneas, el propio Götze caía para recibir, mientras que Draxler -el más exterior de los atacantes- también buscaba la pelota con cierta continuidad en zonas interiores. Además, Sami Khedira -el acompañante de Kroos en el doble pivote- ha sido por momentos el jugador más profundo del sistema. En ningún caso el jugador de la Juventus ha aguantado la posición para dar un apoyo cercano a Kroos, sino que se ha movido en vertical llegando incluso a quedar mano a mano con el portero rival en más de una ocasión.
Todo esto ha funcionado bien desde el punto de vista ofensivo gracias al espectacular acierto en el pase de Kroos. Además, su jerarquía hacía que los rivales saltasen a presionarle -y él tiene un control orientado sencilamente delicioso para salir de esas situaciones en caso de que no tenga el tiempo suficiente para hacerlo con un pase-, de modo que dejaba gente liberada en su propio campo. Ahí, Toni Kroos tiene un tacto tremendo para encontrar jugadores libres. Si a Alemania no le han contragolpeado más veces ha sido gracias a que el centrocampista blanco apenas la ha perdido, aunque sólo Hummels, Boateng y Neuer estuvieran por detrás de él.
Un ataque posicional al que le falta chispa
El mayor argumento del ataque posicional alemán de cara a hacer gol es sin duda el oportunismo y la capacidad de remate de Thomas Müller. El delantero del Bayern es una bestia gestionando acciones de área rival -desmarques, ganar posición de remate o cazar rebotes-, pero hasta el momento no lo ha enseñado con verdadera continuidad. La explicación podría ser que esta selección alemana encuentra pocas situaciones cómodas para hacer gol, si lo comparamos con el riesgo que asume a partir de su sistema de juego: laterales alzados y la intención de colar envíos verticales entre las líneas rivales de forma constante. Quizás el motivo es su falta de chispa en los metros finales.
Y es que la alineación de Alemania carece de piezas realmente resolutivas por sí mismas a partir del desborde. Götze u Özil no tienen la explosividad necesaria para hacerlo, Müller no es ese corte de jugador, y aunque Draxler tenga algo más de agilidad, sobre todo le vemos eliminar a su marca cuando puede conducir con algo más de espacio en una situación de transición. Eso ha llevado a Alemania a ofrecer algo de espesura cuando de verdad ha tenido que acelerar la jugada en el último tercio de campo si el rival estaba muy encerrado, dependiendo demasiado del pase para conseguirlo. La convocatoria tampoco ofrece muchas alternativas en este sentido, aunque si Löw comienza a confiar, al menos como revulsivo, en un jugador sin experiencia como Sané, al menos sí podría aumentar el número de unos contra uno ejecutados con acierto.
El contragolpe rival, la gran amenaza
El sistema de Alemania asume que ganaría en un intercambio de golpes. Löw decide intentar aplastar a su rival colocando, prácticamente siempre, siete jugadores por delante de la línea del balón, lo que provoca que cuando consigue salir, lo haga con mucho peligro, ya que en el momento en el que sale con dos a la contra está en igualdad numérica contra los centrales. La explicación de que el equipo no se haya visto aún exigido de forma evidente en este tipo de acciones está en que Kroos ha mostrado un acierto brutal en el pase.
El sistema de Alemania asume que ganaría en un intercambio de golpes
Alemania no la está perdiendo con el equipo abierto, y eso, sumado a alguna buena acción desde el punto de vista individual tanto de Boateng como Hummels a la hora de anticipar, ha hecho que lo que es un sistema muy agresivo aún se haya visto realmente amenazado. O al menos no de forma constante, porque sus rivales sí han tenido opciones puntuales de batir a Neuer. La teoría dice que equipos como Francia o Bélgica, que en ambos casos tienen jugadores para robar y salir con verticalidad de primerísimo nivel, podrían dañar el sistema defensivo alemán.
Habrá que añadir el argumento de la competitividad germana según vaya avanzando el torneo, lo que probablemente les hará resolver situaciones de juego en situaciones límite que pueden acabar decantando la balanza a su favor, pero la realidad es que, por lo visto hasta el momento, lo que transmite esta Alemania es la certeza de que tiene individualidades en ambas áreas capaces de resolver los partidos que obligan a considerarla candidata, pero también algunas carencias en su sistema de juego que pueden hacerla alejarse del objetivo de levantar el título.
Que Alemania levante la Eurocopa de Francia se paga 5,25 a 1. Es la tercera favorita por detrás de España y Francia. Thomas Müller, que partía como favorito a máximo goleador al comienzo del torneo, es ahora la séptima opción, por la que se paga un nada despreciable 15 a 1.
Foto de portada: managingmadrid.com