Con el octavo Scudetto consecutivo, la Juventus se liberó. Cánticos, sonrisas, champán en el vestuario… pero faltaba algo. Si bien una liga siempre es un logro a celebrar, el ambiente no era tan festivo como en otras ocasiones. Quedó eclipsado, sobre todo, por la decepción vivida en ese mismo escenario solo cuatros días atrás, cuando el vendaval del Ajax arrasó con las esperanzas y las altas expectativas de la afición bianconera. Erik ten Hag apartó a la Juve de la Champions League, la competición en la que Cristiano Ronaldo lleva años reinando. Este Scudetto era lo mínimo que el club podía dar a sus tifosi en una temporada en la que se aspiraba a todo.
Como siempre tras cada decepción, toca hacer balance: por lo pronto, Andrea Agnelli ha invertido alrededor de 150 millones de euros más y ha ganado una competición menos con respecto a la pasada campaña. En el mes de enero, la Juventus quedó fuera de la Coppa Italia tras perder 3-0 en casa de la Atalanta de Bérgamo. Durante el pasado mercado veraniego de fichajes, en Italia se debatía si la llegada del portugués sería positiva solo para la Juventus o ayudaría también a que todo el fútbol transalpino experimentase un crecimiento exponencial que lo devolviese a tiempos mejores del pasado. Hasta la fecha, ni lo uno ni o otro. Aunque sólo el tiempo podrá calificar el paso de Cristiano Ronaldo por la Serie A, no es casualidad que en su primer año hayamos asistido a la liga menos reñida de los últimos años. Ni siquiera ha hecho falta acercarse al récord de 102 puntos que logró Antonio Conte allá por 2014. Este año el campeonato parecía sentenciado en navidades porque ni Nápoles, ni Roma ni los equipos de Milán han sabido contestar a un equipo que, si de por sí era intratable, ahora además ha añadido a sus filas a un líder mundial. Otro detalle que demuestra que la imbatibilidad de la Juventus haga flaco favor al resto de equipos es que ni el conjunto partenopeo ni el de la capital han aprovechado el relax liguero para ir más allá en Europa.
El ‘efecto Ronaldo’ se apoya también en la inacción del resto de clubes en Italia. En este punto, para la Juventus podría ser un buen regalo encontrar un adversario potente en el campeonato doméstico. Que la Serie A viva instaurada en el día de la marmota desde hace prácticamente una década repercute en que, a la hora de la verdad, en las grandes citas internacionales, a los de Allegri les falte un golpe de autoridad y garra. En estos años, el técnico se ha sostenido con remontadas inesperadas a golpe de fortaleza mental (contra el Tottenham el año pasado o la más reciente ante el Atlético) y en la gestión de momentos concretos en vez de la defensa de una idea de juego clara.
A la hora de la verdad, a la Juventus le falta un golpe de autoridad y garra: estos años Allegri se ha sostenido en remontadas inesperadas
La cruel derrota ante el Ajax ha abierto la caja de Pandora y las incógnitas de cara a la próxima temporada se acentúan pese a haber logrado el Scudetto, torneo que más que un objetivo es una obligación para el club turinés. Por suerte para Agnelli, Cristiano Ronaldo ha afirmado que se queda «al 1.000%», horas después de publicarse que la próxima sería su última temporada en Italia. El portugués ha sido el espejo en el que se ha reflejado el equipo y se ha tratado de confeccionar una plantilla adaptada a él, imponiendo su potencia individual a una idea colectiva de fútbol. Aun así, jugadores como Federico Bernardeschi o Moise Kean han experimentado junto a él un crecimiento que sentará las bases del futuro. En detrimento, Paulo Dybala ha perdido status y relevancia en los esquemas de Allegri. La del argentino será la primera cuestión a atajar de cara al año que viene, al próximo asalto a la Champions League: tendrán que decidir si les conviene recuperarlo física y mentalmente adaptándolo a un rol en el que sea más compatible con las exigencias del equipo y su ambición personal o si es mejor cederlo a otro equipo. Habrá que mover diferentes piezas más en el mercado. Ramsey puede no ser el único en reforzar el centro del campo y en defensa se está viviendo un auténtico cambio generacional: Barzagli ha confirmado su retirada, Chiellini empieza a presentar problemas físicos y Rugani, recién renovado hasta 2023, no ha disfrutado de muchos minutos y a día de hoy no está al nivel de sus antecesores.
Reconocer el estilo de juego de la Juventus no es tarea sencilla esta vez. Resulta arduo intentar analizar a un equipo que prácticamente no ha repetido alineación durante toda la campaña y que no parece tener una idea clara y definida. No hay punto de partida y esto puede terminar costando la cabeza de Allegri pese a tener contrato en vigor. Definitivamente, el hito que ha supuesto ganar por octavo año seguido la liga no sacia el hambre de la afición -y veremos si de la directiva- de la Juventus, pues de poco sirve barrer en el campeonato local si el dominio no se traslada a los grandes palcos europeos, auténtica vara de medir de las leyendas.