The Boogeyman (2023) El mito de la oscuridad

Desde que descubrió la naturaleza difusora de Twitter, Stephen King se guarda de tirar con piedra contra todos aquellos que se atreven a adaptarle porque la hemeroteca digital es mucho menos misericorde que la de celulosa. La versión libre y alargada de su relato corto, The Boogeyman, a cargo de Rob Savage -que podría vivir un tiempo más del éxito de Host, su opera prima- también ha sido bendecida por el escritor: y ese indudable argumento de autoridad era suficiente como para esperar esta película con notable interés.

The Boogeyman inunda la pantalla de drama familiar a oscuras, con un tono y una latencia muy similares a la adaptación de David F Sandberg de su corto Lights out en 2016. La tentación de irse a The Babadook para encontrar un referente contemporáneo que mida la ausencia familiar -de la madre, en este caso- con la somatización de un monstruo que bebe de la tristeza es fuerte, aunque son obras incomparables. En este sentido, The Boogeyman tiene más en común con las recentísimas The Wretched (2019, leer crítica) o The dark and the wicked (2020, recordar).

Como quiera que sea que la película está cocinada a fuego muy lento, es importante sujetar la expectativa antes de la revelación completa del monstruo, que parece sustituirá en el ideario al malogrado crooked man del Warrenverse, cuya aventura en forma de spin off ha caído en saco roto. Las figuras retorcidas, finas y chirriantes del ser que acosa a la familia protagonista también nos son familiares, porque replican el arte gráfico del Slenderman o los habitualmente interpretados por Javier Botet -que por cierto, tendrá su propio hombre del saco en la versión de Ángel Gómez, director de la interesante Voces– (⎋ entrevista)

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The Boogeyman sí imagina, en cambio, un monstruo hambriento de necesidad que hinca el diente en el luto y que rechaza la mera existencia de la luz, como los escondidos de nuestra infancia que creíamos ver en los montones de ropa sobre una silla en la penumbra. Que uno de los guionistas, Scott Beck, lo fuera también de Un lugar tranquilo, otorga indudablemente a esta amenaza sobrehumana un carácter de cazador con condiciones -ergo naturalizado y mortal-, lo que allana la épica y el sentido de aventura.

Superando ese tramo inicial cocina lenta y presentación del conflicto, The Boogeyman encadena una serie de secuencias que casi tienen valor de forma independiente, con un hilo conductor finísimo del que es mejor no tirar con demasiada fuerza. Con todo, resulta una nueva aproximación al mito del hombre del saco con Stephen King asintiendo de fondo, lo cual sobre el papel -y en pantalla- acaba siendo garantía suficiente.

Puntuación: 2 de 5.

LO MEJOR : Probablemente estemos ante el mejor depredador nihilista que el cine de terror ha deparado en los últimos años

LO PEOR : Muchas referencias cruzadas con proyectos actuales deslucen inevitablemente el factor sorpresa

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