Este año la Copa América de la CONMEBOL vuelve a Brasil, sede que no acogía este torneo desde hacía justo 30 años (1989). Chile, en manos del colombiano Reinaldo Rueda, competirá con la organizadora -principal aspirante, aun con la baja confirmada de su bastión, un Neymar nuevamente decepcionante– y la Argentina de Leo Messi la opción de revalidar por tercera vez un título logrado en las dos ediciones anteriores (2015 y 2016) precisamente ante la albiceleste, que no paladea la gloria continental desde 1993. Uruguay, que podría despedir a los últimos de la última gran promoción (Diego Godín, Muslera, Luis Suárez…) para consagrar el salto generacional hacia los Torreira, Fede Valverde o Laxalt, probará su altura competitiva tras caerse de las previsiones en los últimos años. Colombia, James Rodríguez al frente, amenaza con ser la quinta pretendienta toda vez que quizá habría que considerar a una de las invitadas, Qatar, que se estrena en una Copa América meses después de ganar la Copa de Asia a Japón, de vuelta (con un equipo casi juvenil con vistas a los Juegos Olímpicos de Tokio el próximo verano) tras aquella edición de 1999 en la que no logró pasar de fase de grupos. Si el eurocentrismo del fútbol mediático lo permite, esta de 2019 pasa sin duda por una de las Copa América más completas de los últimos años pese a las ausencias de Estados Unidos, Costa Rica o México, que dejan huérfana de CONCACAF por primera vez en su historia a este particular torneo.