Chema Caballero: África después de Kapuscinski

Sierra Leona Chema Caballero

Chema Caballero (Castuera -Badajoz-, 1961) tritura algunos estereotipos, entre ellos el principal de aventurero solitario marcado por la tragedia. Durante años dirigió un centro para niños y niñas soldado en Sierra Leona, niños a los que literalmente se les arrebató la infancia para lanzarlos a la guerra civil que estalló en el país en 1991. Pero las cicatrices las lleva sólo por dentro; por fuera es un hombre visiblemente pleno, saluda con fuerza y se resuelve por Lavapiés como alguien que disfruta la vida entendida como cualidad y no como regalo. No cualquiera adivinaría que hizo frente a todos aquellos horrores con la sangre fría cuyo déficit, formal, sufrimos ahora con las reivindicaciones de sofá. Inmerso en aquella destrucción como misionero javeriano, trazó su tarea y además se permitió el lujo de acercar a los jóvenes del país algo, el Real Madrid, de lo que ninguno había oído hablar pero que ya ninguno olvidaría. Curiosamente, los pasajes más tristes de la charla no fueron sobre la gratuidad de la muerte ni sobre lo hiperbólico de la derrota deportiva, sino sobre el maltrecho periodismo al que a veces contribuye en el blog África no es un país, coordinado por Lola Huete. ¿Hay esperanza? Casi siempre.


Llegas a Sierra Leona en 1992, meses después de empezar la guerra civil allí. ¿De dónde sale esta ocasión?

Yo termino mis estudios de Derecho, Deontología y Filosofía y entonces en mi congregación me preguntan que dónde quiero ir. Respondo que a África. En aquel momento acaba de empezar la guerra civil en Sierra Leona y buscaban gente para un proyecto de la Iglesia y Naciones Unidas. Mi especialización era Derechos Humanos, así que en mi congregación me lo ofrecieron. Y fue por lo que acabé en Sierra Leona.

Y ya sabiendo lo que te esperaba en el país, ¿por qué ese destino y no otro?

La propuesta era muy interesante: trabajar para llevar la paz, fomentar el diálogo, monitorizar los derechos humanos, formar a jóvenes y mujeres… Era hacer una contribución a la paz. Todavía era yo ingenuo en aquellos tiempos, pensaba que sería más fácil. Pero bueno, esa fue la razón que me llevó a aceptar, era además un terreno en el que me sentía seguro y me gustaba.

¿En Sierra Leona estuviste seguro desde el primer día?

Los primeros años la guerra estaba muy concentrada en el este, que era donde estábamos nosotros. Varias veces fuimos rodeados, otras evacuados… Aunque esos dos primeros años trabajé mucho con desplazados, tuve más problemas con las fuerzas de paz de Ecomog. La primera vez que me pusieron una pistola en la cabeza fue una fuerza de paz.

En ese momento, ¿eres plenamente consciente de lo que pasa o sientes que estás en un simulacro, en una película, confías en que gane el bueno…?

Tenía muy claro que debía mantener la sangre fría siempre. Cuando las tropas me pusieron la pistola delante mantuve la calma, les hablé de usted, y al final la gente me dijo: te has salvado porque eres blanco. Si hubieses sido negro te hubieran matado aquí mismo.

¿Qué paradoja, no?

Sí. Posiblemente la piel en ese momento fue un pasaporte.

Justo lo que cuenta Kapuscinski en ‘Un día más con vida’. A este respecto, no sé si el propio Kapuscinski ha contribuido a relativizar la cuestión africana en Occidente con esas crónicas románticas, quizá literaturizadas.

Es posible, nunca había reflexionado desde ese punto de vista. Hay un libro de un alumno suyo que lo critica, que le acusa incluso de relatar historias en las que no ha estado presente (se refiere a la obra de Arthur Domoslawski). Kapuscinski es un clásico y hay que respetarlo como tal, también ha ayudado a conocer y descubrir África a mucha gente. Es posible que caiga en muchos tópicos, pero analiza mucho las causas de los conflictos, los porqués… Yo le tengo mucho respeto.

Kapuscinski es un clásico y hay que respetarlo como tal

Es un tema que da mucho de sí.

Sí, pensándolo un poco él da claves para que todo lo que se escriba de África se encasille en una manera de contarlo, ¿no? Todo reportero quiere ser Kapuscinski.

Algo que es tan bueno como malo: no sé cómo es de fácil hoy que los periodistas se lancen arropados por sus medios a cubrir guerras civiles en países inestables. Él cuenta, por ejemplo, que tenía apoyo total de su medio…

Bueno, eso nadie se lo cree porque era un medio polaco que qué le importaba, ¿no?

Tú mismo has dejado claro alguna vez que no eres periodista, aunque colaboras en varios medios.

Sí, y todavía hoy me tachan de periodista. Yo siempre defiendo que no soy periodista, yo como mucho cuento historias de lo que está pasando en África.

Y en el periodismo actual con el que estás en contacto, ¿qué trabas conoces o percibes para contar la realidad de África hoy?

Quizá la mayor sea el miedo a la reacción de los gobiernos africanos.

¿De parte de los propios medios españoles?

De los periodistas, puede ser. Hoy día te pueden echar de un país muy fácilmente, te quitan el visado y ya. Yo me imagino que hay periodistas, y he hablado con alguno, que no se autocensura pero sí intenta no ser muy agresivo con el gobierno. Pasa en Guinea Ecuatorial, pasa en Marruecos y en otros tantos países.

Sierra Leona Chema Caballero

¿Quizá por eso en España vivimos tan alejados de la realidad del norte de África, al que tenemos casi idealizado?

Hombre, lo que se transmite en los medios de comunicación tiene que ver mucho con los periodistas, sobre todo en los grandes medios. Lo bueno es que hoy tenemos una serie de medios alternativos sobre África que están dando una visión muy distinta. También las redes permiten acceder a medios africanos, agencias y periodistas africanos y gente muy crítica con sus gobiernos y situaciones. Ahora podemos escuchar las voces reales, algo que antes era más difícil. El otro día en un encuentro con periodistas africanos uno denunciaba que allí siguen hablando de ellos mismos a través de agencias extranjeras: Reuters, AP, la CNN o la BBC. Y los que están allí son blancos que dan su visión blanca.

Y el periodismo local en África, ¿qué presente tiene?

Sobre todo periódicos y radio, que es fortísima ahora. En Kenia o Nigeria tienen una fuerza enorme, incluso hay televisiones que tienen corresponsales en otros países, que conectan en directo con elecciones en otros países. Sobre todo funciona la radio, que ya llega a todos los rincones, tiene una fuerza y una presencia muy grandes.

Hablábamos antes de la autocensura. ¿No tendrá el periodista español más miedo a la muerte que antes? Ahora exigimos más garantías, más seguridad…

Lo primero es que a los medios no les interesa África, no tienen corresponsales en África. Quitando a EFE, que tiene algo en Nairobi, se han cerrado todas las corresponsalías que había. Como mucho en Marruecos y ya está. Y se supone que desde ahí, o desde Nairobi, cubren toda África. África es inmensa y las comunicaciones son difíciles. Los freelance, que son los que se mueven, responden un poco más a esa idea romántica del periodismo. Ahí están Pepe Naranjo, Inma Parellada, María Rodríguez que ahora está en Bamako… gente que se busca la vida y que se mete donde haya que meterse.

A los medios no les interesa África (…) como mucho tienen algo en Marruecos y se supone que desde ahí cubren todo

Pero luego es verdad que la gente que se lanza a hacer las cosas por su cuenta son los primeros en reivindicar el periodismo a la vuelta.

También hay mucho filtro. Hemos discutido alguna vez cómo la gente que anda por ahí manda crónicas a periódicos y siempre les dicen que no interesa. Sin embargo si cae un mono sobre un transformador en Kenia y deja sin luz a toda Kenia es portada en casi todos los medios españoles. Eso sí interesa. Pero elecciones, cumbres, etcétera… Como mucho son notas de agencia. A los freelance les cuesta mucho vender, aunque cada vez África interese a más gente. Pero los grandes medios todavía no se han dado cuenta.

África se democratiza. ¿Puede haber algún interés en silenciar o minimizar esto y mantener su visión salvaje, tirana, inhóspita…?

La imagen que se transmite de África es la imagen que le interesa a Occidente: España, por ejemplo, sigue en esto el dictado de las grandes potencias. A mí me dijo una vez Ramón Lobo que lo que no sale en la CNN no existe. Occidente quiere a África por sus materias primas, no por otra cosa: no podemos dar la imagen de que la gente allí se esté haciendo fuerte y pueda decidir por sí misma, no. Es gente que necesita nuestra ayuda. Como por ejemplo se puede observar en todas las ayudas al desarrollo.

O en el negocio brutal de las ONG.

Claro, también forman parte de ese engranaje. Hay que transmitir una imagen de una África que nos necesita, que sin nosotros no puede hacer nada, a la que hay que ayudar.

¿Conoces o has vivido casos de mala praxis por parte de las ONG de ayuda a África sobre el terreno?

He conocido ONG a las que les interesa solamente mantener su chiringuito, necesitan proyectos que financien su estructura, que financie sus sueldos, sus casas, sus coches. Les da lo mismo lo que sea, sólo quieren que les adjudiquen un proyecto.

Chema Caballero Sierra Leona

¿Algún proyecto innecesario, dinero mal invertido…?

O que no parten de la realidad del terreno. ¿Qué proyectos hay, de salud? Pues de salud mismo, dame ese proyecto que me permita seguir allí. Las mismas ONG nos han transmitido una imagen muy negativa de África, mira cómo enfocan los carteles en las calles, los captadores a la salida del metro, ¿qué te venden? Pocas veces cuentan los logros, no te cuentan que casi todo el continente está escolarizado en educación primaria, prefieren vender que las niñas no van al colegio, que en algunos casos es verdad. Todo forma parte de la maquinaría que vive de vender a una África subdesarrollada.

También es muy tabú, ¿no? El negocio en Occidente de la solidaridad en África.

Se ha escrito algo sobre el tema, pero nunca lo verás en los grandes periódicos.

Ni siquiera puedes decirlo casi en voz alta.

No, no.

Al final es manipulación pura, ¿no? ¿Es necesario manipular así? ¿Condiciona la respuesta de Occidente?

Es lo que sigue funcionando, porque las ONG lo que buscan es dinero. Intentan hurgarte en la conciencia, hacerte sentir culpable de lo que está pasando. Han perdido su principal base, que era la denuncia. Las grandes ONG siguen haciendo su papel de poner parches, nunca van a las causas reales, sobre todo en la defensa o la lucha de denunciar quiénes son los causantes, que muchas veces están aquí en Occidente. Porque no puedes morder la mano que te da de comer. Prefieres enseñar a niños desnutridos que decir que son las políticas económicas de la UE, el dumping o las ayudas a las importaciones que se han firmado con estos países lo que está haciendo que los campesinos no puedan desarrollar la agricultura, que sea más barato comprar cebollas francesas que cebollas producidas en Senegal, o huevos holandeses antes que huevos de Sierra Leona. Pero eso no vas a decirlo, porque entonces te puedes quedar sin ayudas. Conste que no pasa con todas, ¿eh? Pero…

Las ONG buscan dinero, intentan hurgarte en la conciencia, hacerte sentir culpable (…) no puedes morder la mano que te da de comer

En marzo la OMS declaró a Sierra Leona libre de ébola. Tú no vas allí desde 2010. ¿En qué situación dejaste el país y en qué situación te cuentan que está?

Lo dejé en un momento de optimismo, estaban creciendo mucho económicamente, aunque en África el crecimiento económico no repercute directamente en la población. Pero empezaba a haber inversión, aunque fuera en minas o en zonas agroindustriales. Había cierto optimismo, sí, porque también se estaba haciendo mucho en sanidad o educación. Pero tras el ébola, ahora cada vez que hablo con alguien de allí es todo pesimismo, toda la gente que empezaba a levantarse tras la guerra se hunde otra vez. Y todos los que han hecho negocio con el ébola, como se hizo con la guerra, siguen ahí arriba mientras la gente no tiene nada. Ahora hay cierta desesperanza.

En el momento en que el ébola llega a España con el caso de Teresa Romero en 2014, vuelven a revelarse para cierta parte de Occidente dramas habituales en otras partes del mundo. A nivel medios, ¿cómo lo viviste aquí tras haberlo visto in situ en Sierra Leona? ¿Igual lo exageramos un poco?

Creo que eso se tendrá que estudiar en las facultades de Ciencias de la Información como uno de los ejemplos más bastos y burdos de manipulación y de peor información. Primero porque se identificó al ébola con África, que no es verdad. Segundo, cuando se creyó que el peligro estaba en Europa, cuando el peligro aquí era mínimo. Se nos vendió que estábamos en peligro, cundió la psicosis, se pasaron horas y horas discutiendo en tertulias sobre el perro de la enfermera cuando nunca se había discutido el origen de la enfermedad, cómo la atacan en estos otros países, etcétera, etcétera.

¿Cuántas veces esos días apagaste la tele o la radio pensando “qué gilipollez más grande están diciendo”?

No, no, yo dejé de escuchar, no escuché nada de esto, hablaba directamente con gente.

Chema Caballero Sierra Leona

En referencia a Ramón Lobo, que te menciona en ‘El autoestopista de Grozni’…

…bueno, Ramón Lobo tiene un problema y es que me menciona en todos sus libros (ríe).

Cuenta que en Sierra Leona te mandan de Lakka a Madina.

Fue un acuerdo: en Lakka cierro el centro de niños y niñas soldado porque ha terminado la guerra y ya no salen más niños. Los dejamos en casas o pisos tutelados y busco dónde seguir trabajando con esos chavales que habían salido de centros de rehabilitación, hablo con un superior y elijo irme a esa zona.

O sea que esto que dice Ramón Lobo de los celos de la organización porque habías triunfado con el centro de Saint Michel…

Él lo sabe muy bien porque somos muy amigos y hablamos mucho, hubo también algo de eso. Te mandamos a un lugar muy lejano…

¿Y cómo puede ser que te manden a arreglar cosas y que cuando las arregles te quiten de ahí por estar arreglándolas?

A ver, pasa siempre cuando empiezas a salir en los medios y te llaman para dar charlas, conferencias, empieza a llegar dinero para los proyectos… Te quitamos de aquí y te mandamos a una sala aislada a seguir trabajando en lo mismo para que dejes de estar en el ojo del huracán.

Es decir, intentan evitar la mediatización.

Sí, porque al final había celos de compañeros que decían que yo sacaba cualquier proyecto, que les ayudara a ellos… Cada uno tiene que pensar y presentar su proyecto, que son horas sentado delante de un ordenador cada noche, buscarlo, enviarlo, crear redes. En el fondo somos seres humanos.

Iker Casillas Sierra Leona

Y en Madina no se te ocurre otra cosas que crear dos Real Madrid que compiten entre ellos. Cambiamos de tercio. ¿Qué tiene el fútbol, demonizado a veces en el mundo desarrollado, para funcionar como elemento cohesionador en el mundo subdesarrollado?

Para empezar, aquí está demonizado por lo que yo llamo la ‘salvatización‘ de la televisión española. Ahora todo es como el ‘Sálvame’, todas las tertulias son así y los programas de información deportiva ya no son programas de información deportiva, son puro cotilleo, gritos, a ver quién insulta más. Esto está creando una psicosis que como tal antes no existía aquí en España. Podías ser de un equipo o de otro, pero no tenías que ser enemigo de nadie, ahora estamos a un nivel de violencia… A mí me gusta, soy del Madrid, veo los partidos, me gusta verlos con la gente… Pero ahora me produce hasta violencia, sobre todo los comentarios que surgen después. Me estoy hasta retirando de ver los partidos. Cada vez que gana un equipo es que si por el árbitro, que si por la mano, que si no sé qué.

Y alguno que desune tanto en España, une y da salida a niños soldado en Sierra Leona.

Porque recuperamos la esencia del deporte, no está tan mediatizado. Aunque gracias al satélite la gente sigue la liga española y la inglesa, sobre todo. Allí también se discute, pero de una forma mucho más sana.

En África también se han vivido episodios traumáticos con el fútbol de fondo. El atentado en Cabinda de 2010, por ejemplo.

Sí, y el presidente de Kenia por ejemplo está en la cárcel. Se quedó la mitad del presupuesto de Río para él mismo, en fin, ese tipo de cosas ya a nivel profesional.

Pero a ti el fútbol te sirvió.

Sí, el fútbol y otros deportes, porque a las chicas también les enseñamos voleibol. En Liberia por ejemplo tendríamos que haber enseñado baloncesto, porque es el único país de África donde prima sobre el fútbol. El fútbol es una herramienta genial para acercarse a los chavales, conocerlos. Transmite valores de trabajo en equipo, esfuerzo, entrenamiento diario, y en este caso también la resolución pacífica de conflictos. Si los compañeros pelean entre ellos no pueden ganar al rival. Se buscan fórmulas para arreglar estos malos rollos. Juntamos víctimas y verdugos en un mismo equipo y el fútbol les ayudaba a hablar, a conocerse, a tocarse. Que uno marcara y los demás lo abrazaran ya quería decir que se han tocado por primera vez en muchos años. Todo eso es genial en el fútbol y en el deporte en general.

El fútbol transmite valores de trabajo, esfuerzo, entrenamiento diario (…) Si los compañeros se pelean entre ellos no pueden ganar al rival

¿Cómo crees que cambió el fútbol aquel panorama?

Para nosotros lo importante es que fuera un nexo de unión entre los chavales, que estuvieran juntos, lo disfrutaran y lo vivieran. Organizamos ligas y torneos con otros reinos, le das estructura a la gente para ganar confianza, fuerza… Puedes luchar por ti mismo y conseguir lo que quieras. Muchos de estos chicos han llegado a la universidad, o han hecho formación profesional. Y lo bueno es que aquellos que fueron los pioneros están ahora continuando la tradición. Los primeros años llevamos árbitros y entrenadores de España para formar gente allí y una vez en marcha, para jugar al fútbol basta con una pelota.

¿Algún chaval ha llegado a algo en el fútbol?

Alguno ha llegado a la selección regional, pero no a la nacional. Incidíamos mucho en que el fútbol no fuera una profesión: era un medio, lo humanizamos.

¿Y qué les cuentas entonces del Real Madrid?

En aquella época era muy difícil ver los partidos, la radio se cogía mal… Como mucho me enteraba del resultado por la noche, sobre las cuatro de la madrugada, que se escuchaba un poco mejor. Cuando empezamos con los pequeños e hicimos el primer equipo, les dije que buscaran nombre y eligieron el Real Madrid. Siempre me preguntaban sobre fútbol y yo hablaba de mi equipo, claro. Yo me he criado en Madrid y les hablaba de Raúl, Casillas, Butragueño… De pequeño me sirvieron de referencia, me transmitieron esos valores. Interesaba también por ser un equipo fuerte, que ganaba todo.

Y cuando vuelves a España y te reenganchas a la dinámica del fútbol, ¿reconoces al Real Madrid?

En absoluto, es muy distinto este Real Madrid, además han tocado los años malos que tenemos de presidente a Florentino, que ha destruido todo lo que era el Madrid. Me acuerdo cuando echó a Del Bosque después de haber ganado la Liga. Que aquel partido sí pudimos verlo porque los traían en un camión grabados en VHS un par de días después. Tuvimos una discusión enorme, apasionada, sobre el despido de Del Bosque.

Iker Casillas Sierra Leona

¿Y ahora?

Hombre, yo estoy muy emocionado con Zidane y veo que la cosa ha mejorado un poco. Veo a la gente trabajar más, esforzarse más… Ahora cuando miro fútbol veo otras cosas, como trabajan en equipo y demás. Y el Real Madrid ha mejorado mucho en este sentido.

¿Qué jugador de la plantilla actual usarías ahora de ejemplo para los niños en Sierra Leona?

Uf, cada vez es más difícil. Iker Casillas nos vino muy bien porque en el fondo daba esa imagen de niño bueno, no tenía mala reputación como otros… Ahora mismo, por ejemplo, Kroos o Modric me parece gente bastante normalita, incluso Marcelo, que es todo simpatía, siempre va con una sonrisa, dan una imagen un poco distinta. Aunque ya sabes que todos los niños quieren ser Cristiano.

El propio Cristiano también superó adversidades en su infancia y ha trabajado para llegar a donde está.

Sí, pero parece haberlo olvidado.

Pero sí hemos visto llorar recordando sus orígenes. Al final en el mundo de las apariencias no sé si es más peligroso ser bueno y pasar por malo o ser malo y pasar por bueno.

Sí, sí. Además Cristiano es muy fuerte siempre con el tema solidaridad y sin darse publicidad.

¿Qué aprendiste en África que no hubieras podido aprender igual en Europa?

Una cosa que siempre digo, quizá relacionada con el trabajo que hice allí: el nunca tirar la toalla por una persona. Siempre vale la pena, siempre hay una penúltima oportunidad. Aquí enseguida clasificamos a la gente en buena o mala, útil o inútil. Se hace poco por quienes se quedan por el camino.

Siempre hay una penúltima oportunidad (…) aquí enseguida clasificamos a la gente, se hace poco por quienes se quedan por el camino

¿Y algo que eches de menos en el día a día en África?

El ritmo de vida, el tiempo. Allí el tiempo no existe, no puedes ir por la calle como aquí, sin pararte a saludar a la gente ni pararte a hablar. El tiempo es un concepto nuestro.

¿Te planteas volver?

A Sierra Leona no lo sé, son muchas historias y mi corazón… Mi idea es volver, pero de pasada, a visitar amigos. Estos años estoy viajando mucho por toda África, me gusta la experiencia de conocer otros países, otras culturas, me da una visión más amplia.

¿Qué tal en El País con Lola Huete?

Con Lola genial, creo que es pionera en esto. Tuvo esa visión de empezar a hablar de África de una forma distinta para tapar un poco el hueco que hay en la prensa generalista, dar otro tono y hablar de cultura, historias buenas, no sólo guerras y catástrofes. Me llamó, le dimos forma, salió adelante y en noviembre cumple cinco años. Del blog salió Planeta Futuro, que es la sección de El País que habla de desarrollo. Y tiene mucho impacto.

Revista 5W parece haberse posicionado al frente de los referentes temáticos.

5W es genial, la gente metida ahí es magnífica, hacen un periodismo como se hacía antes, con tiempo. No tienen prisa. Xavier Aldekoa me decía el otro día que ahora tiene tiempo de seguir el hilo, despacio, leer más, contarlo despacio. No como antes, que te ibas dos días y volvías corriendo porque no había tiempo para más. Marta Arias igual, quería irse diez días y los editores le dijeron que se fuera más, cuando normalmente siempre es al revés. Han recobrado un poco la esencia de contar historias bien contadas y eso es interesante. También están Wiriko y otros, apuestas personales de gente joven que saca adelante cosas muy interesantes. Es imposible no mencionar Mundo Negro, cuyo editor jefe, Javier Fariñas, le ha dado un vuelco impresionante. La edición digital, a la que contribuyen Aldekoa, Naranjo, etcétera, es genial.

Había otra, pero no me acuerdo del nombre. Sé que no pagaban a los colaboradores.

¿No será FronteraD?

Eso, FronteraD.

Es que cuando has dicho que no pagan a los colaboradores… De Alfonso Armada, miembro también del territorio comanche. Yo lo he discutido mucho con él, soy bastante amigo suyo, me ha pedido escribir varias veces pero ya le he dicho que no escribo si no me paga.

Que debería ser lo normal, ¿no?

Sí, y más que lo haga él, que es un periodista de raza. Bueno, y a mí me han contado, aunque no he tenido los cojones de decírselo cara a cara, que ya cubre gastos. Cuando lanzó el proyecto quería aguantar uno o dos años para establecer la cartera de colaboraciones y empezar a pagar, pero ya son cinco o seis años y sigue igual.

Por eso preguntaba por referentes reales, porque ya hemos coincidido en que por agencias no vamos a llegar a la problemática africana. Pero si además mercantilizas la profesión, parece que maleas un poco el mensaje y el objetivo de lo que realmente estás haciendo. Todo es negocio, volviendo a lo mismo.

En el fondo es eso, claro. Por eso mencionaba a 5W, gente que está invirtiendo. Hacemos pocas historias pero bien. En el blog de Lola Huete también se paga. Puede llegar a pagarse por un reportaje grande unos 300 euros, que no está mal. Pues eso tuvo que pelearlo mucho con el periódico. Si queremos temas de calidad, habrá que pagarlos.


Fotos cedidas por la ONG DYES

Esta entrevista fue propuesta por primera vez el 5 de agosto de 2016. Se realizó finalmente el viernes 7 de octubre. Lectores y medios interesados pueden acceder a cortes de audio específicos remitiendo sus peticiones al correo manero@thelastjourno.com

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