Diego Pablo Simeone tomó el Atlético de Madrid en diciembre de 2011, completó un segundo tramo de temporada impecable que coronó con la consecución de la Europa League y enseguida se inventó un equipo del que lo peor que puede decirse es que no propone como a los delicados anacoretas de lo pulcro les gustaría. Cinco temporadas completas después -cuatro de principio a fin más la mitad de la primera y la de esta en curso-, Simeone ya ha celebrado en el banquillo rojiblanco un total de 500 goles oficiales*, cifra nada desdeñable para un conjunto que se ha apropiado del contradebate y ha reformado el concepto mismo que sobre la estrategia y otros caminos a la victoria se adornaba en borrascosas cartas de desamor al dalái. Se destaca sobre esta bonita efeméride un nombre, el de Antoine Griezmann, ya el máximo goleador de esta era por encima de otros que dejaron huella como Diego Costa, Falcao o Raúl García, este último tan fiel al codo como al gol. Griezmann, que escala su particular pico como puntal de un lugar adaptado a la pelea, es el brillo elitista atlético, la razón de Francia y uno de los nuevos destacados en la cruzada contra el duopolio.
Un limpio vistazo a las entrañas de los 500 goles del Atlético de Simeone refresca una verdad: el acierto con el que el argentino ha sabido sacar provecho de segundos espadas, llegadores tibios y sobre todo, centrales. Diego Godín, experto en destruir en ambas direcciones, destaca con 18 tantos durante esta aventura, más que por ejemplo David Villa -quien estuvo una única temporada en Madrid- o Saúl, más entonado en este aspecto goleador en las últimas dos. Godín es, junto a Koke, el único futbolista que no ha fallado a su cita con el gol cada temporada desde que Simeone se hizo cargo de la ruina.
Aunque la estadística en frío arroja una indudable observación a la causa (menos de dos goles por partido de media desde diciembre de 2011), cabe recordar, para los que lleguen a rebufo, que el poder absoluto e incontestable de este Atlético radica precisamente en su peculiar alianza con los números: trabajando los ajenos y controlando los propios, ha logrado no sólo mantenerse a flote en la élite del fútbol -lo que además le ha reportado nuevos beneficios económicos- sino levantar una Liga y luchar dos Champions, algo inédito hasta la fecha en tan breve lapso de tiempo.
El importante 63% de victorias que el Atlético de Simeone celebra desde su llegada se vale no sólo de este particular bagaje goleador, si se quiere razonablemente bajo para un equipo en posición de ganar títulos: se sustenta sobre todo en el armazón defensivo que tan bien ha resultado a cada temporada, de De Gea a Oblak pasando por Courtois -todos ellos entre los mejores porteros de Europa bajo el mando del Cholo- y por todos los que hicieron un esfuerzo extra por comprender que al fútbol de Simeone se juega metiendo la pierna, el corazón y algunos goles de vez en cuando.
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* Los datos alcanzan hasta el gol oficial número 500, obra de Ángel Correa durante el Atlético – Eibar de ida de cuartos de final de la Copa del Rey 2016-2017. Este tanto fue el 2-0 del partido, por lo que goles posteriores no quedan recogidos en ninguna de las tablas.