Aunque los estudiosos se empeñen en proteger que el terror, como en aquella reliquia de Steve McQueen, no tiene forma, lo cierto es que a lo largo de un siglo de ideas hay quien ha logrado encontrarle muchas -a cual peor-. El terror, de partida subjetivo, es inclasificable, pero suele respetar un abecedario muy agradecido concretamente en el cine. Cualquiera que haya pisado el mundo real alguna vez conocerá de sobra los monstruos clásicos, estará más o menos familiarizado con los slasher ochenteros y habrá descubierto en el siglo XXI la rentabilidad del found footage que inauguró El proyecto de la Bruja de Blair y que ha explotado, por ejemplo, la interminable franquicia de Paranormal Activity. Pero hay más, no sólo entre las cintas de distribución modesta, sino también entre aquellas copias que la historia ha preferido pasar por alto no necesariamente por su altura cinematográfica, sino sencillamente porque la crítica no ha podido soportarlas. Algunas de las películas presentadas a continuación no están pensadas para hacer pasar un mal rato en Halloween, sino para todo lo demás que antoja contrario a la celebración de esta fiesta: inquietud malsana, asco supino, límites éticos desbordados y todo el snuff, sin censura, que quepa. Advierto: a lo largo del siguiente texto hay spoilers y hay, probablemente, cosas que jamás querríais haber leído. Por si queréis salir a tiempo.
BANSHEE CHAPTER (2013)
Al fan curtido le sonará la cantinela (está inspirada en From Beyond) y le seducirá el tono satírico del tronco argumental: la administración Clinton reconociendo el controvertido proyecto MKUltra al arreón de una historia de drogas pasadas de rosca que vuelven literalmente locos a los que se exponen. Los neófitos lucharán por acabarla: es lenta, enfermiza y absolutamente impredecible. Pero es fácil apreciarle el mérito: sin pasar por los cines, exhibe un más que digno 78%, por ejemplo, en Rotten Tomatoes.
ABCs OF DEATH (2012)
Antología de segmentos cortos inspirados por cada una de las letras del abecedario que contó con la participación, entre otros, de Nacho Vigalondo (Los cronocrímenes), Ti West (The Sacrament, Tú eres el siguiente…) o Xavier Gens (La piel fría). Aunque la recepción crítica no acompañó -pese a todo tiene dos secuelas-, pasa, junto a la serie V/H/S, por una de las opciones más divertidas -y grotescas- del género. Algunos segmentos son, sencillamente, insufribles. El del propio Xavier Gens, titulado XXL, es uno de ellas.
KILLER CLOWNS FROM OUTER SPACE (1988)
Conocida de sobra por quienes se hayan aproximado al fenómeno IT, ha envejecido con cierta dignidad. No es que en su momento triunfara especialmente la apuesta de los payasos extraterrestres asesinos, pero con el tiempo se ha ido colando en los recopilatorios de películas inabordables a nivel técnico y narrativo. Lo realmente preocupante es que, en contra de lo que su estética y su argumento puedan sugerir, tiene su aquel gótico dentro del subgénero de creatividades burlescas.
CABIN IN THE WOODS (2012)
Hay cierta unanimidad en considerar Cabin in the woods una de las películas llamadas a ser recordadas en un par de décadas como película de culto, de ahí que se la haya colocado ya la etiqueta sin retorno. Aparentemente trivial, se desarrolla con rasgos de comedia y crece dentro de su piel hasta rasgarla y reventar en toda una reedición del género, muy aplaudida y autoparódica, que acaba en un éxtasis celebérrimo. Hay alguna escena que otra, además, para recordar para siempre por dementes.
DEAD END (2003)
La pesadilla de cualquiera elevada al cubo: un viaje a la cena familiar de Nochebuena -con el inagotable Ray Wise al volante- que se eterniza en la carretera con el firme apoyo de la furia sobrehumana que se aparece de noche y a la que su mujer, Lin Shaye (Amityville, Insidious, Ouija…) ha estado acostumbrada durante toda su carrera. Triunfó en el Festival de Cine Fantástico de San Sebastián: es, además de considerablemente original, turbia como muchas y coherente como no tantas. Y su mérito final: no requiere esfuerzo por parte del espectador…
2,000 MANIACS (1964)
Una de esas versiones horrorosas en ambos sentidos: el recreativo y el visual. Un prototipo febril de Holocausto caníbal que cuenta la historia de un pueblo que recibe a todos sus forasteros con un cariño excesivo hasta que se les descubre el pastel de las torturas, las violaciones y las mutilaciones. Imágenes sobredimensionadas para la época que provocaran que la cinta original se proyectara troceadísima y no viera el mundo en formato doméstico hasta casi dos décadas después. Luego, claro, tuvo una secuela (2,001 Maniacs) con nada menos que Eli Roth, Robert Englund y… sí, Lin Shaye.
BASKIN (2015)
Llegó a Sitges entre palabreos -era, como otras muchas presentadas al festival, opera prima– y salió reconocidísima. Una leyenda turca sobre policías atosigados por una secta grabada en 28 noches con su tanto de satanismo, su aquel de Pesadilla en Elm Street y su buen rato de sangre y perversión. Recuerda en su ritmo a otra de aquella edición, Bone Tomahawk, que avanza despacio hasta un inenarrable tercio final en el que se desvelan secretos de los que habrías preferido no saber. Por si fuera poco, Baskin esconde al comienzo un guiño futbolero impagable.
SOCIETY (1992)
En el ambiente de lo desagradable, Society acaricia el trono con manos de otros. Esta película, nacida muerta para los estadounidenses (no lograron estrenarla hasta tres años después de su finalización), ha vuelto a la actualidad -en España la ha emitido el canal DARK TV– en parte por el interesante vistazo que echa al siempre temido campo de las relaciones humanas primarias, tan estrechas como se conciban. Escandalosamente sexualizada -orgías, incesto, parafilias variopintas- sacude el estómago con un rasgo sensible de denuncia social que le da cierto brillo.
MYSTICS IN BALI (1981)
La escalada hacia el asco salta un escalón hasta esta creación indonesia que además hace una apología marchosa de lo kitsch:, con el porcentaje necesario de magia negra y el aporte crucial de las cabezas flotantes (leyaks) que acaparan toda la atención -y todo el presupuesto- de la historia. Mystics in Bali también tiene transformaciones, mucho culto a la naturaleza en todas sus variedades y algunos cortes de resistencia violenta. Tan exclusiva fue, que hasta 2003 no llegó -censurada, claro- en DVD al mercado internacional. Lo mejor: la película es de dominio público y está completa -con subtítulos en castellano- en YouTube.
A SERBIAN FILM (2010)
Bueno. Si has llegado hasta aquí aún puedes darte la vuelta. A Serbian Film, y esto no es una licencia, es una de las películas más deprimentes, inquisitivas, nauseabundas e indómitas de la historia. Censurada en varias decenas de países (España entre ellos, donde incluso forzó una demanda al director de Sitges por exhibirla en una sala de cine para adultos), cuenta la historia -o lo que sea- de un actor porno que se ve obligado a hacer de todo -y no es un decir- para sobrevivir. El director, Srdan Spajosevic, tuvo que defenderse mil y una veces de las merecidas críticas por lo explícito de su contenido asociando la brutalidad de algunas escenas al yugo político elemental: «Es una metáfora de todas aquellas cosas que tu gobierno te obliga a hacer». No será aquí donde descubráis lo que no debéis, pero con un vistazo rápido a Google podréis haceros una idea de por dónde van los tiros. Si en Halloween queréis pasar más asco que miedo, desde luego ésta es vuestra película.
Foto de portada: Matt Hecht (Flickr)