Pasar el chaparrón

El nivel de juego podía pasar por fases mejores o peores, pero el plan del Real Madrid con Casemiro era claro, eficaz y la ristra de victorias con sensación de solidez y solvencia desde su afianzamiento allá por marzo así lo avala. En verano el club decidió no ficharle un sustituto de perfil similar para el día en que faltara, decisión coherente de acuerdo al nivel de mediocampistas en plantilla. Esta realidad llevaba a exigirle a Zidane, a ser optimista con él. El técnico francés debía prever la creación de un nuevo universo sin Casemiro, en el que se perdía una máquina de robar, un disimulador de errores –su físico transforma desajustes, precipitación y fallos colectivos en cosas que nunca sucedieron– y un bastión contra el juego en largo del rival, pero se ganaba un hombre de calidad en el medio que debía permitir defender durante menos tiempo –ampliar cantidad y calidad de posesión–, hacerlo en torno a una estructura pulida que arrope cada pérdida –aquí ya no hay bombero que tape desastres– y crear un ataque organizado que, sin piezas que lo limitaran, sometiera al rival desde juego asociativo.

La lesión de Casemiro presentaba a Zidane una oportunidad para lucirse como entrenador. Crear un entramado ofensivo capaz de desordenar al rival mediante el pase no es fácil y lleva tiempo, pero el Madrid posee jugadores apropiados para lograr esto y el calendario en este tiempo –menos severo– podía ayudar a poner los cimientos de esta idea sin pagar un peaje de resultados demasiado caro. Pero ante la adversidad, Zidane no vio una oportunidad de enriquecer al equipo sino una tormenta que había que superar con los mínimos daños posibles. El Madrid ha seguido jugando igual. Kroos y Modric –a esta baja sí es difícil encontrarle algo positivo– son tan insultantemente buenos que pintan fases de los partidos en que parece que el equipo juegue, pero no es el Madrid, son ellos. El juego interior se ha dado por perdido, a Bale se le ha tapado un ojo –el mediapunta del 4-2-3-1 le reduce espacio y el 4-4-2 de emergencia lo convierte en extremo izquierdo negándole diagonales, toques entre líneas y opción de tiro– y el acribillamiento de centros laterales –da igual si son forzados o no, o si se producen en ventaja posicional para los rematadores: lo importante es la cantidad y no la calidad– ha reducido los partidos a un previsible guión al que están volteando continuamente el desenlace la dinámica positiva que inyectan los suplentes –Lucas Vázquez y Morata salen con la confianza y el descaro del que tiene la oportunidad de ser héroe sin responsabilidad de serlo– y la grandeza de un escudo cansado históricamente de ganar partidos que no le corresponden.

Zidane ha demostrado valentía al imponer su idea sin dejarse condicionar

Está por ver qué resultado da la rutina de rotaciones que ha instalado Zidane entre los suplentes haciendo prevalecer la dosificación física y el tener a todos los jugadores activados –esto puede tener como hándicap la frustración del que más se esfuerza o mejor rinde porque sabe que cuando juega no es por merecimiento sino porque ‘le toca’– sobre rendimiento y acoplamiento que cree sinergias entre unos jugadores y otros, pero sin duda ha demostrado valentía al imponer su idea sin dejarse condicionar por nada. Le queda, eso sí, la losa de tener que calibrar, cuando piensa que quitar a Cristiano del campo es lo que toca, entre qué perjudicará menos al equipo, si quitar a Cristiano, soportar su hipotético enfado, la pesadilla mediática que se monta a su alrededor y su repercusión en el vestuario o ser coherente consigo mismo y con las necesidades concretas del partido.

Quizá Zidane guarde un as en la manga que prefiera mostrar con el curso más avanzado, cuando los rivales tengan menos margen de tiempo para estudiar el cómo contrarrestar dicha variante, pero se mire como se mire parece demasiado atrevido no haber aprovechado este tiempo como banco de pruebas para el crecimiento de un plan B que tendría mucho más recorrido, mucho más techo futbolístico que ese plan A (solidez, forma física, balón parado e individualidades) que tan bien ha funcionado hasta ahora.


Foto de portada: as.com

Capturas de pantalla: @esttoper

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