De qué hablamos cuando hablamos de Stephen King

Stephen King (Maine, 1947) pasa en el año de su septuagésimo aniversario por uno de los tramos cumbres de su carrera. No tanto por la acogida de sus últimas obras, que es una constante; tampoco sólo por el crecimiento como autor que está protagonizando su hijo, Joe Hill. Ni siquiera por la apuesta masiva que las productoras han hecho por sus trabajos. Es, sencillamente, que se sabe haciendo filigranas sobre el abismo. Más de cincuenta novelas y treinta adaptaciones después, King abraza sus 70 años con la inquietante inocencia de los protagonistas más jóvenes de sus terrores ficcionados. Tony Jiménez y Ariel Bosi, dos de los autores que se atrevieron a publicar sobre la vida -y sobre todo la obra- del autor en castellano dirigen impresiones sobre el pasado, presente y futuro del que está considerado por muchos (me incluyo) uno de los padres fundadores de la gran novela americana contemporánea y, dicho sea de paso, firme y justo candidato a un Nobel de Literatura que, quién sabe, pueda agradecer algún día.


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Tony editó con Applehead Team Creaciones la obra Here’s Jonny!: Las pesadillas de Stephen King, autodenominado por la editorial como «el ensayo más completo» sobre el autor. «Es él quien me hizo enamorarme de la literatura de terror. Antes leí a otros genios como Poe, Lovecraft o Stine, pero las obras de King fueron las que me empujaron a escribir las mías. Nunca podré agradecerle lo bastante todo lo que ha hecho por mí». Esta biografía, publicada en 2016, sólo recoge la actividad de King hasta 1989, cuando publicó La mitad oscura. La segunda parte está en marcha: «Ofrecer el libro definitivo sobre Stephen King no es que sea difícil, sino imposible debido al ritmo con que publica novelas, relatos y antologías por no hablar de las adaptaciones cinematográficas y televisivas. Hemos esperado al estreno de La Torre Oscura e IT para abordar este segundo volumen al que le queda muy, muy poco». Tony, como todos con King, empezó pronto: «Mi primer libro fue Misery, a los diez u once años. Me impactó muchísimo». Entre 1999 y 2002, el propio King vivió algo similar a lo que sufrió el protagonista del libro, cuando batalló por superar las secuelas de un accidente que lo envió a ver la luz. Aunque para Tony el momento cumbre en la vida de King fue «cuando abandonó sus adicciones a finales de los 80. Son altas las posibilidades de que no hubiera continuado escribiendo».

Ariel Bosi abrochó otra antología sobre King con el sello de Plaza & Janés, también el pasado año. «La obra de King generó una propia marca: ha creado y expandido el mercado como pocos autores», defiende. «Siempre me gustó el terror, por lo que era cuestión de tiempo conocerlo. Hace dos décadas que lo leo y sigue sorprendiéndome. Revolucionó el género y es su máximo exponente, pero a la vez puede escribir algo sin nada sobrenatural e igual dejarte con un nudo en la garganta. Hay pocos escritores contemporáneos con su talento». Ariel llegó a King casi a la vez que Tony: «Mi primer recuerdo fue ambicionando todas sus películas en VHS en un videoclub. Y el primer libro, Maleficio. No era el único de King en casa, pero era el que leía mi madre en ese momento. Con la sinopsis bastó para engancharme».

Stephen King, The Last Journo

Sin embargo, al contrario que Tony, Ariel de momento rechaza seguir dedicándose a la vida de King: «Por ahora no ahondaré en otro libro. Ya plasmé lo que sabía y descubrí mientras investigaba. Otro libro tendría que ser algo más específico». Por cierto: ninguno de los dos se ha hecho millonario con ello. Ariel ríe: «Claro que no. Tengo mi trabajo, mis proyectos. Sí me abrió las puertas en el ámbito editorial, y con el libro me llegaron muchas oportunidades interesantes». Aquí Tony recuerda cómo llegó la opción de publicar sobre el autor: «Uno de los editores de Applehead Team Creaciones, gran amigo mío, me contactó para hablarme de la editorial y ofrecerme la realización del mayor libro sobre Stephen King en castellano que se hubiera hecho nunca. Yo le expliqué que King ya entraba en mis planes para un ensayo, tanto que fue una idea que ofrecí a la editorial Tyrannosaurus Books, y estos la rechazaron arguyendo que ya existían muchos ensayos sobre el autor».

«IT es la Biblia de Stephen King»

De todo cuanto Stephen King ha creado, una de las obsesiones de sus millones de fans a lo largo de todo el mundo ha sido históricamente la categorización de su obra. Hasta tal punto, que no hay manera de poner de acuerdo a dos sobre cuáles son las mejores. Ariel y Tony no iban a ser excepción: «Mi obra favorita es IT, por supuesto. Es su mejor trabajo. Todo lo que es y significa se encuentra en esta historia: sus filias, fobias, tics, defectos y virtudes. Es la Biblia de Stephen King», confiesa Tony. Pero Ariel es menos categórico y se inclina por dos novelas de dos épocas diferentes: La zona muerta (1979) y una de las que mejores críticas ha recibido siempre, 22/11/63, publicada en 2011. Tampoco se ponen de acuerdo en los gatillazos:  «Buick 8: Un coche perverso, fue una novela que cogí con muchas, muchas ganas, y que me supuso una gran decepción. Un quiero y no puedo con material de primera. Una lástima», despelleja Tony. «Cazador de Sueños. Estaba bastante entusiasmado y me topé con uno de sus peores libros», resume Ariel.

Respecto a las adaptaciones, habría que abrir un aparte de proporciones universales y opciones infinitas. Tan cierto es que la novela de King no ha agrupado a la crítica frente al televisor como injusto -y falso- es amontonarle las decepciones. Tony sí sale al paso: «Creo que estamos ante uno de los clichés negativos en torno a Stephen King. Es cierto que existe una gran cantidad de películas King que son bastante flojas, pero no entiendo por qué nos fijamos más en sus peores adaptaciones cuando hay cintas como Cadena Perpetua, La Milla Verde, Carrie, El Resplandor, IT, Cementerio Viviente, Misery, Creepshow, La zona muerta… Recordemos que es un autor muy prolífico, y que el número de adaptaciones es de récord, literalmente. Es fácil que así salgan unas cuantas malas, aunque también, muchas buenas». Ariel es menos condescendiente: «No es fácil llevar a cabo una buena película de terror, y adaptarla ya agrega más limitaciones. Si a eso le sumamos bajos presupuestos, las posibilidades de un éxito se reducen. Ojo, King también tiene la culpa. No ha cuidado muchas de sus obras y, al mismo tiempo, ha fallado como guionista en algunas instancias».

«King también tiene culpa de las malas adaptaciones: no ha cuidado muchas de sus obras y ha fallado como guionista»

¿Vida después de King? A bote pronto, suena insensible y prejuicioso. Pero había que mencionarlo. Alternativas tiene: Tony menciona a Ramsey Campbell, Clive Barker y Jack Ketchum. Luego da una pista: «Creo que la mejor alternativa a King reside en su propio hijo, Joe Hill. Terror y fantasía en cinco libros (seis dentro de poco) y unos cuantos cómics muy bien premiados». No en vano, Tony augura a Joe Hill (autor, por ejemplo, de Cuernos (2010) o NOS4A2 (2013) un futuro «tan grande como el del padre. Quizá le hagan falta un par de adaptaciones cinematográficas de éxito para despegar del todo su popularidad, lo que sí ya le ocurrió a King con Carrie, El misterio de Salem´s Lot y El Resplandor». Ariel Bosi coincide: «Bueno, no sé si llegará al éxito de su padre, pero no creo que se ubique muy lejos. Ha dado unos buenos primeros pasos y está asentándose cada vez más. La sombra no es corta». Aunque a la hora de dar alternativas, de momento lo excluye: «Dan Simmons y Robert McCammon. De adolescente me me gustaban Dean Koontz y John Saul, pero volví a releer algunos varios años después y no los encontré tan buenos. Hay muchos lectores que eligen a Clive Barker (King lo ha elogiado también), pero su enfoque e historias no terminan de gustarme».

Stephen King The Last Journo

«Creo que la mejor forma» -prosigue Ariel – «de definir al siguiente Stephen King sería llamarlo alternativa, como comentábamos antes. Stephen King sólo hay uno. Es único. Y aunque muchos intentemos seguir su estela, siendo alumnos que sólo pretenden rendirle un cariñoso homenaje con cada nuevo libro, Stephen King es Stephen King, sin que nadie pueda ocupar su nombre». Poniéndonos en lo peor: «Ya está en los 70 años. Ojalá viva muchos años más. Perderemos a uno de los escritores más importantes del siglo XX y alguien cuyas obras han revolucionado muchas ramas artísticas». Tony también es consciente: «Perderemos a uno de los mejores escritores de la historia. Así, sin más. Y también a todo un referente para infinidad de autores actuales (dentro y fuera de la literatura), una figura importantísima en la cultura popular contemporánea y una marca literaria, entre otras muchas etiquetas. Crucemos los dedos para que nos quede King para rato». Lo que Ariel no aventura es un sustituto: «Quizás cueste abrir un poco la cabeza para asegurarlo, porque no creo que sea en nuestro tiempo, y también habrá que ver si aparece alguien en un futuro no tan cercano que revolucione nuevamente el género. Lo veo difícil en el corto plazo».

Ambos saben, como cualquier otro escritor dedicado al misterio, que no hay nada como dar con el villano acertado. Y en este sentido, King no sólo ha creado a los mejores villanos sobrenaturales, sino que además ha dotado de una poderosa displicencia onírica a otros tantos que se configuraban en la forma humana. La última adaptación de éxito, IT, ha vuelto a jugar esa carta de la metamorfosis del terror y ha recordado a lectores y espectadores cuánto de lo que conocemos y tratamos es más aterrador. Por eso los personajes de King que más aterran a Ariel y Tony son humanos:  «Elijo a Henry Bowers, el matón que se enfrenta a los Perdedores en el libro, todo un señor psicópata. Y eso que no es el monstruo humano más demencial de la novela». Ariel, en cambio, se queda con Leland Gaunt, el tenebroso hado de La Tienda. Como fuera, los dos tienen un motivo extra para asomarse debajo de la cama cada Halloween: se han dejado cautivar por el horror y de eso, una vez se ha disfrutado, desnudado y poseído, ya no se sale.


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